Interpretación vincular, terapia de pareja y el modelo del laberinto, 2000

PSICOANALISIS DE PAREJA, INTERPRETACION VINCULAR

Y EL MODELO DEL LABERINTO

MYRIAM ALARCON DE SOLER[1]

Nuestra causa es un secreto dentro de un secreto, el

secreto de algo que permanece velado, un secreto que

solo otro secreto puede explicar, es un secreto sobre

un secreto que se satisface con otro secreto.

Umberto Eco, El Péndulo de Foucault.

 

INTRODUCCION

Mucho se ha escrito sobre la entrevista inicial de pareja y de familia. Diferentes autores han destacado desde su marco conceptual una u otra modalidad. Unos piensan en la familia como un sistema en el cual el terapeuta se incluye de inmediato con el fin de modificarlo, y enfatizan así el cambio. Sin desconocer el valor de esta postura, pensamos la terapia   de pareja como un espacio tiempo en el cual se muestra   una dinámica vincular que ha de ser comprendida para poder acceder a modificaciones, de tal manera que   el énfasis está puesto mas bien en el proceso reflexivo.

 

Partimos de la base de que la pareja o la familia dramatiza y conforma un relato, que da cuenta en el presente y desde lo manifiesto de funcionamientos inconscientes, de una estructura de repetición y de vínculos narcisistas referidos a una historia pasada que insiste en el aquí y en el ahora de la dinámica del vínculo,   al circular sin semantización ni significado.

 

El terapeuta es   testigo y a la vez partícipe de la dinámica desplegada en la entrevista. Objeto de transferencia y a la vez sujeto que experimenta contratransferencialmente algunos de los muchos conflictos presentados, intenta PENSAR junto con la pareja aquello que le ocurre, buscando como Tiresias en el mito de Edipo, construir con los pacientes un significado nuevo, una comprensión diferente, alejada de la certeza, de la convicción, de la verdad absoluta.

 

Historiador de la historia vincular y familiar, construirá junto con la pareja una historia nueva, más elaborada, resignificada, de tal manera que se produzca una movilización desde la repetición empobrecedora hacia la complejidad vincular.

 

Dos ejes de análisis, uno diacrónico y otro sincrónico, convergen en la entrevista de pareja. Estos tiempos se entrecruzan y dan cuenta de un tiempo pasado y de un tiempo presente en una combinatoria particular. Lo pasado se vuelve actual en la medida en que la historia familiar, los mitos y las lealtades, mantienen presentes estos hitos históricos.

 

La pareja construye en la entrevista un relato acerca de sí misma , de su relación, de sus logros, de su historia, de su sufrimiento, de sus hijos, de sus familias de origen. Simultáneamente va conformando en el contexto terapéutico otro relato, un relato dramatizado desde los hechos, desde los síntomas, desde los intercambios verbales y gestuales, desde lo actitudinal, desde lo no verbal.

 

El clima transferencial acompaña el relato. El terapeuta es, pues, testigo y partícipe de estas dos historias, una hablada y otra, que van cobrando forma a través del clima transferencial, y desde el lenguaje no verbal. La primera, encubridora y al mismo tiempo reflejo de la segunda, es producto de los funcionamientos conscientes de los participantes. La segunda está teñida por los funcionamientos inconscientes. El entramado de estas dos historia marca el hilo conductor del análisis vincular.

 

La técnica de las entrevistas diagnósticas y del psicoanálisis de pareja surge de la concepción de la pareja como una estructura relacional. Obedece a la postulación de la existencia y de la importancia de funcionamientos inconscientes marcados por el narcisismo y la repetición.

 

El terapeuta y la pareja acceden juntos a una significación inconsciente del material manifiesto u observable, que poco a poco será puesta en palabras. Así pues, se conforma una comprensión novedosa de la dinámica vincular.

 

Consideramos que la instalación de la Función Psicoanalítica Vincular (FPV),tal como se explicará más adelante, va a permitir una modificación estructural tanto de los vínculos y de sus manifestaciones en las relaciones de pareja como en las relaciones familiares y personales. Esta FPV se ejerce a través de un instrumento privilegiado que es la Interpretación Vincular.

 

Las entrevistas diagnósticas le permiten al terapeuta evaluar las posibilidades de una pareja para acceder a este tipo de tratamiento. Por un lado, si la pareja está dispuesta en principio a aceptar que sus conflictos, que su sufrimiento, obedece a funcionamientos desconocidos para ellos, que desde el inconsciente determinan su historia; y si además, éste terapeuta en particular puede, junto con la   pareja, configurar un campo terapéutico propicio para revisarlos, lo cual constituye el criterio de analizabilidad específica.

 

Como modelo de la función psicoanalítica vincular se ha tomado el modelo del Laberinto Rizoma de Humberto Eco ( Eco, l987),como modelo de pensamiento flexible y estructural. Se describe cómo se gesta en la mente del analista la interpretación, de acuerdo con este modelo; y por último, se ejemplificará esta postura terapéutica con ejemplos clínicos.

 

 

ALGUNAS REFLEXIONES SOBRE EL ENCUADRE

 

El encuadre psicoanalítico, en cuanto a terapia vincular se refiere, incluye elementos como: sesiones conjuntas, puesto que el paciente es la pareja; y la asociación libre, donde el relato va configurando una temática que remite a los acuerdos inconscientes. La interpretación tomará en cuenta el relato, los elementos transferenciales y contratransferenciales, los elementos históricos y míticos que circulan en la sesión. A veces, en forma de personajes en el sentido descrito por Berenstein (l990), de figuras ausentes en la sesión y personas en el sentido de estar presentes en la sesión.

 

El encuadre vincular posibilita la interpretación. Está al servicio de permitir al terapeuta ejercer su función psicoanalítica. Si bien, el encuadre se pretende construir como parte del proceso diagnóstico, a veces esto no se logra, porque el encuadre en sus elementos de tiempo y espacio y afectivos con el terapeuta crea resistencias en los pacientes. Por ejemplo, es difícil pretender que una pareja con funcionamiento hiperdiscriminado encuentre y acepte facilmente una hora para su sesión, si precisamente su funcionamiento vincular se caracteriza por el desencuentro como defensa ante la angustia de fusión.

 

La interpretación es el instrumento que permita forjar el encuadre, mediante el señalamiento de la dificultades para establecerlo como manifestación de la conflictiva vincular. Incluye también los elementos transferenciales y contratransferenciales que lo determinan. Así, la aceptación misma del encuadre como un espacio para pensar el vínculo, constituye un logro terapéutico.

 

FUNCION PSICOANALITICA VINCULAR

 

En trabajos anteriores definimos el espacio terapeutico en el psicoanalisis de pareja como caracterizado por una trama vincular que incluye al analista y a los pacientes. Trama en la cual circulan transferencias, proyecciones, relatos históricos en busca de palabras que ejerzan una función ordenadora y esclarecedora (Alarcón y Altaraz, 1988, l989,l990).

 

La pareja unida en una relación pensada como duradera y que implica sexualidad, cierta dependencia económica y un intercambio afectivo privilegiado, trae consigo una historia vincular , fruto de la confluencia de sus historias personales, de modelos identificatorios que han puesto su impronta en la historia de la pareja.

 

La estructura de parentesco de cada uno de los conyuges se ensambla con la otra, desde lugares preexistentes para cada uno, y dando por supuesto lugar al conflicto bien conocido entre el vínculo de alianza y el vínculo con las familias de origen. La resultante será, pues, la repetición penosa de modelos previos o la búsqueda, siempre compleja, de un espacio nuevo y creativo propio de esta pareja particular.

 

La función del analista es ejercida en el espacio terapéutico mediante su instrumento privilegiado, la Interpretación. La interpretación psicoanalítica verbaliza la comprensión de la dinámica vincular y tiene por objeto a la instalación de la FPV en el vínculo de la pareja. Constituye un acto creador, una puesta en escena, una duplicación transformada del relato de la pareja, pero a la vez un nuevo relato que habrá de enlazarse con el relato preexistente.

 

En un momento de encuentro, el analista y la pareja, enlazados por la FPV, van construyendo un espacio diferente de otras relaciones de tres. La FPV es ofrecida por el analista como modelo identificatorio que luego va tomando cuerpo y circula en el espacio terapeutico hasta transformarse en el eje de la relación.

 

En un trabajo anterior (Alarcón y Altaraz, l988) se describieron las carácterísticas de la FPV :

 

1) Como una Función Pensante,   en sus variantes de función Historiadora y función Transformadora.

 

2) Como una Función Semiótica, y

 

3) Como una Función Teórico-Clínica.

 

Analizaremos a continuación estas funciones:

 

1) Función   pensante

 

El sufrimiento, la violencia, las crisis determinan en gran parte un ataque a la capacidad de pensar. En situaciones difíciles se actúa, no se piensa. La ansiedad genera con frecuencia aún más violencia. La urgencia para actuar como una manera de evitar el sufrimiento genera aún más conflicto.

 

El espacio terapéutico es el espacio para pensar la crisis, espacio en el cual se dá la máxima importancia al Pensamiento, en su acepción más compleja de integración de la mente y los afectos.

 

La FPV como Función Pensante remite a revisar los acuerdos inconscientes que caracterizan el vínculo, y a reflexionar acerca de las motivaciones por las cuales los miembros de la pareja se han unido y permanecen juntos. Las modalidades de funcionamiento narcisista, la identificación con modelos infantiles personales y vinculares, la posición singular de cada uno de los miembros de la pareja en sus familias de origen, la repetición y la búsqueda de vínculos ilusorios son algunos de los elementos que llevan a la conformación de la trama vincular. El análisis de la dinámica vincular tiene por objeto la comprensión de una estructura relacional denominada por Puget y Berenstein como “zócalo inconsciente”(Berenstein y Puget, l984).

 

  1. a) Función historiadora:

 

La convergencia en el espacio analítico de dos historias, dos experiencias, dos versiones que dan lugar a una tercera son el eje de esta función. El tiempo escribe la historia, y esta función se relaciona con las diferentes dimensiones del tiempo dentro de la relación: pasado, presente y futuro.

 

El pasado en términos de un pasado personal , individual, que dá cuenta de la estructura inconsciente de las familias de origen, y también un pasado de la pareja, en términos de la historia que han construido juntos. Cómo se formó la pareja, cómo se conocieron, en que circunstancias de la vida de cada uno, que determinaron las características del enamoramiento, y la elección consciente e inconsciente de cada uno desde las necesidades más primitivas y regresivas, como también desde los aspectos más maduros y adultos, nos dará luces para entender los acuerdos inconscientes, los aspectos más integrados del vínculo y también los más infantiles.

 

Estos acuerdos inconscientes nos permitirán analizar los “malos entendidos ” (Puget, l985) como el centro del conflicto. Esto nos lleva al analisis de la trama mediante la cual cada uno se ha instalado para el otro en ser el único objeto capaz de proveer satisfacción, lo cual incrementa las demandas y la frustración. Con frecuencia se podría aplicar aquello de “ni contigo, ni sin tí”.

 

El pasado nos lleva a pensar en los intercambios cotidianos, y en el sistema relacional mediante el cual se mantienen los circuitos repetitivos y frustrantes. Historias pequeñas en las cuales cambian los personajes pero se recrea el argumento fundamental.

Aburrimiento y creatividad, monotonía y variación, son algunos de los elementos que también se relacionan con el análisis del tiempo en el espacio vincular. El “para siempre” que en algunos momentos de la relación provee estabilidad y certeza acerca de un futuro compartido, se constituye en otros momentos como elemento de encierro y de frustración.

 

La sexualidad está condicionada tanto por las circunstancias individuales de los miembros de la pareja como también por las condiciones presentes y pasadas de la historia vincular. Es el territorio privilegiado para la intimidad, pero también donde se manifiestan el odio y el resentimiento. La dinámica sexual refleja de muchas maneras las características de la relación, y no puede ser considerada de forma independiente de otros aspectos más complejos de la comunicación vincular.

 

El futuro se relaciona con el proyecto que la pareja es capaz de anticipar para ella misma. El futuro común de la pareja, en términos de vivir juntos y compartir, tener hijos u otros logros comunes, confronta la pareja con sentimientos de encierro o abandono, que pueden presentarse en forma alternante. Con frecuencia los conflictos de la pareja se centran en la pérdida de objetivos comunes presentes o futuros. El resentimiento y el énfasis patológico en dificultades pasadas impiden la prospección hacia el futuro. Otras veces, el desarrollo individual de cada uno de los cónyuges determina una brecha irreconciliable.

 

  1. b) Función transformadora:

 

La conformación de un espacio reflexivo va promoviendo cambios en el funcionamiento vincular. Las ansiedades persecutorias acentuadas en el conflicto pueden disminuir y dan lugar a una visión más tolerante y comprensiva de lo que ocurre, de sus desencuentros y de sus diferencias. La terapia permite así una ampliación de la perspectiva individual y vincular .

 

“El proveer un espacio para que la pareja se piense como tal, instala un ámbito reflexivo que intenta promover cambios en el funcionamiento vincular. El pensarse como dos individuos que comparten un espacio pareja, complejo, intrincado, signado por las necesidades de cada uno, en un intento de diferenciación de sus familias de origen, o más bien como prolongación de éstas, va construyendo una identidad vincular, un compartir de naturaleza diferente, que, a su vez, determina cambios fenoménicos” (Alarcón y Altaraz, l988).

 

2) Función semiótica

“Promueve la capacidad de diversificar signos, busca enlaces entre signos y significados. Estimula la capacidad de ponerle palabras y simbolizar las relaciones entre estos, recuperándolos en nuevos significados”(Alarcón y Altaraz, l988).

 

La FPV pretende dar palabras a sentimientos que no han sido nombrados, a signos (gestos, silencios, cierto “clima” de la interacción vincular) y aprender juntos, pacientes y analista, a discriminar un complejo sistema de señales que circulan dentro de la pareja produciendo malos entendidos. Uno de estos consiste en esperar que el otro de la pareja anticipe deseos, calme ansiedades, adivine el pensamiento, como si la mente de los dos fuera una. (Berenstein y Puget, l982).

 

Edipo Rey enloquece cuando se entera que ha matado a su padre y está casado con su madre. Sin embargo, la tragedia se cernía sobre Tebas. No son pues los hechos los que enloquecen o alivian sino el significado de estos hechos. El saber puede producir enloquecimiento o alivio. Edipo comprende. Y también enloquece de dolor. Un saber nuevo que enlace hechos, signos, pedazos de historia, promueve alivio, permite la ampliación del conocimiento y el enriquecimiento del campo vincular.

 

Un paciente, refiriéndose a su proceso en el análisis de pareja y a los nuevos significados que este le ha aportado, dice:”Es como tener un libro en japonés lleno de significados que uno no comprende. Poco a poco empieza uno a comprender su significado.”

 

El análisis de pareja se entiende como   un proceso de significación, resignificación, unión de significados, laberintos que confluyen, que se estructuran, desestructuran y vuelven a estructurarse en una narración cambiante pero que promueve la función historiadora del yo. Nueva versión de un sujeto no alienado que puede pensarse a sí mismo como protagonista de un relato para ser nuevamente contado.

 

3) Función teórico clínica

 

Esta función la ejerce al analista a través de la interpretación como instrumento privilegiado. Dice Klimovsky (l986 ) que detrás de cada interpretación subyace una mini teoría que da cuenta de la lente observacional con la cual el terapeuta hace una lectura de la realidad, en este caso de la realidad vincular.

 

La interpretación en la sesión vincular apuntaría a tres espacios relacionales: el intra, el inter, y el transubjetivo (Puget, l989).En un momento dado, la hipotesis que subyace a una interpretacion puede encontrarse en la línea del narcisismo, del Edipo, o a lo mejor del contexto social, es decir, que puede referirse a los espacios intra, inter o transubjetivos que convergen en la sesión.

Una pareja puede discutir acerca del conflicto que les genera la manera como se ejercen los roles sexuales en su relación: por ejemplo, el se puede quejar de que su mujer es desordenada, no le pega los botones de la camisa y no quiere tener todos los hijos que desearía. Ella a su vez plantea que ella no es buena ama de casa, que no le gusta coser y a que tiene problemas para cuidar sus hijos puesto que no se concibe a si misma teniendo mas de dos, y no cuatro como el quisiera, pero que en cambio es excelente cocinera. La hermana de él, con quien tiene conflictos, la considera una pésima ama de casa. La compara con ella, que es buena mamá, buena ama de casa, pésima cocinera, y pésima esposa, cosa que finalmente no tiene importancia. La mujer siente que ella no ha podido llenar las expectativas que desde sus ancestros su marido requiere.

 

La interpretación posible podría apuntar a varios niveles: desde el nivel intra subjetivo, a los conflictos que cada uno tiene desde el punto de vista identificatorio con el padre del mismo sexo, y en la resolución del Edipo con el padre del sexo contrario. Y tal vez agregar el conflicto que cada uno tiene con el otro en relación con el “otro pensado de la pareja” (Puget, l985), imaginado como el complemento exacto de lo que no tuvo en su familia de origen, o como la duplicación de esta. O tal vez podríamos plantear que desde los roles sexuales cambiantes, que la sociedad espera de cada uno, ella no cumple con las expectativas de un rol de mujer tradicional, lo cual apuntaría al contexto transubjetivo.

 

Los elementos inter, intra y transubjetivos   constituyen algunas de las diversas alternativas de una interpretación.

Clásicamente, la interpretación de los espacios intra subjetivos equivaldría, como es bien sabido, a los objetos internos, que en un momento, de manera simétrica o complementaria circulan en una pareja. Así por ejemplo, la   madre dominante de uno de ellos se hará presente en el espacio vincular en una esposa con la misma característica quien a su vez tuvo un padre dominante y lejano con quien se ha identificado. Así mismo, el marido puede haber asumido un lugar pasivo dependiente, identificado con un padre sumiso. El acuerdo inconsciente, que subyace a la interacción en del espacio intersubjetivo, se referirá tal vez a una relación en la cual el marido ocupa el lugar de hijo en la estructura inconsciente y la esposa el lugar de la madre.

 

Los elementos intrasubjetivos apuntarán a la comprensión de los objetos internos, las fantasías y la introyección de vínculos. Los elementos intersubjetivos se referirán a los vínculos propiamente dichos que se despliegan en la sesión de pareja o de familia, dentro de un contexto donde lo transubjetivo cobrará forma en cuanto a las exigencias individuales o de pareja dentro de un contexto social, que a su vez espera una complementariedad narcisista con sus integrantes.

 

EL MODELO DEL LABERINTO Y LA FUNCION PSICOANALITICA VINCULAR

 

La reflexión sobre la interpretación psicoanalítica como el instrumento privilegiado en el análisis vincular, el cual lleva a poner en acto la función psicoanalítica del analista, nos llevó ( Alarcón & Altaraz, 1990 ) a formular como modelo de la construcción   de la interpretación el modelo del laberinto rizoma. Este modelo es interesante para explicar el proceso de construcción o de creación de la interpretación en la mente del analista.

 

El modelo del laberinto ha sido descrito por Humberto Eco en su artículo “La línea y el laberinto” (l987) y tomado como modelo en la creación de su novela “El Nombre de la Rosa” (Eco, l987). Eco diferencia varios tipos de laberinto, de los cuales interesa para este modelo el Laberinto   Clásico o de Teseo y el Laberinto Rizoma.

 

  1. a) El Laberinto Clásico

 

En el Laberinto Clásico o de Teseo se trata de encontrar una entrada y una salida; uno entra por un lado y sale por el otro; hay una única via posible. La guía dentro del laberinto será un hilo único, denominado el Hilo de Ariadna. La leyenda de Ariadna se refiere a un hilo que le permitió a Teseo orientarse dentro del laberinto, salvándose así del Minotauro que se hallaba en el centro.                                             Si este laberinto es mirado desde arriba, como no podía hacerlo Teseo, se vería que tiene un itinerario único. De ahí que este tipo de laberinto pueda ser metáfora de la fatalidad, de la causalidad lineal, pero no metáfora de la complejidad.

 

Clásicamente, la psicología se ha basado en una causalidad lineal que restringe la comprensión de la clínica. Propone interpretaciones únicas como posibles, empobrecedoras y en todo caso estereotipadas. El laberinto de Teseo, habla de respuestas únicas, a lo sumo binarias, postura dualista que con frecuencia ha empobrecido el pensar psicoanalítico. Este tipo de laberinto, como el espejo de Narciso que refleja en el lago la misma imagen, es semejante al tipo de funcionamiento signado por el compulsión a la repetición. El modelo de Teseo, aplicado al quehacer interpretativo, llevaría a interpretaciones que apuntan a causalidades y salidas únicas. Implica además, desde el analista, tener la respuesta como si fuera el único que pudiera señalar al paciente el hilo de Ariadna que lo conduzca dentro y fuera de sus dificultades. Abuso de poder, alienación del proceso analítico, imposición del pensar del analista, cuando no imposición de sus propios valores, que llevan a convertir la experiencia analítica en una relación asimétrica alienante (Aulagnier, 1975).

 

 

  1. b) El Laberinto Rizoma

 

Eco describe otro tipo de laberinto: el laberinto “rizoma”, tomado del griego” raíz”. Laberinto que no tiene centro, ni periferia, ni salida, porque es potencialmente infinito. Lo describe como estructurable pero no definitivamente estructurado. Deleuze (Rizoma, l977) contrapone el libro clásico o libro “raíz” que plantea una no multiplicidad con el sistema raicilla o raíz fasciculada, al que se adhiere Eco. El sistema rizoma apunta a la posibilidad de un pensamiento pluralista, postura epistemológica que, al igual que la raicilla, abre la puerta a múltiples opciones, a alternativas, a conexiones nuevas, a múltiples lecturas frente a una realidad cambiante.

 

Este segundo modelo del laberinto, el rizoma, equivalente según Deleuze al modelo de las madrigueras, plantea a nuestro juicio un símil al de Alicia en el País de las Maravillas: túnel cambiante, complejo, poblado de personajes, inesperado, a veces angustioso , pero que va presentando formas nuevas de la realidad subjetiva.

 

Esta postura frente al conocimiento, inherente al tipo de laberinto rizoma es valiosa como guía hacia la apertura y a la multiplicidad de respuestas, hacia posturas más creativas más no por esto erráticas.

 

El   rizoma es por ende el lugar de las conjeturas, de las apuestas, de los azares, de las reconstrucciones, de las hipótesis globales que deben ser continuamente replanteados pues una estructura en rizoma cambia constantemente. El modelo del laberinto rizoma, con sus diversas alternativas, sería una justificación a las diferentes lecturas que distintos analistas harían del mismo material o que un mismo analista haría en distintos momentos, sin que esto reste validez a la interpretación.

El análisis con una perspectiva histórica estructural, es decir, donde convergen el pasado y el presente, da cuenta de un modelo de pensamiento semejante al planteado por el laberinto rizoma, donde cada uno de los pacientes es interlocutor de su pasado, testigo y a la vez actor, juez y parte en un ir y venir que lleva a múltiples respuestas , que van ampliando la comprensión de la multiplicidad de facetas de una historia que es nuevamente contada en el proceso analítico.

 

La interpretación en la terapia vincular funciona a veces como un radar, un hilo conductor que va llevando a laberintos nuevos, a ámbitos complejos que permiten la comprensión de las defensas y de los acuerdos inconscientes como inevitables dentro de una trama familiar de la cual son expresión.

 

El relato de la pareja, de la familia o de un paciente individual, se va configurando,                     en un relato que el analista enlaza en su mente, a la manera del laberinto rizoma, y que le permite formular una interpretación que apunta al espacio intra, inter o transubjetivo.

 

La interpretación constituye así un acto creador, una puesta en escena de un relato conjunto de significantes que circulan, y que de esta manera nombra, enlaza, significa y contiene   los significantes en circulación.

 

Uno de los caminos del laberinto que enriquece la temática vincular se relaciona con los mitos familiares. Estos circulan de generación en generación, reaparecen dentro del relato vincular, imponen significados, que pueden ser tomados para poner en perspectiva histórica la conflictiva actual. Los mitos de las familias de origen de cada uno de los cónyuges pueden dar una clave interpretativa para comprender la significación de los acuerdos inconscientes.

 

Veamos un ejemplo clínico. En la familia del marido los hombres han ocupado los lugares importantes, prestigiosos como su bisabuelo prestante en la guerra de independencia. Su papá sabia todo “lo único que le faltaba era aprender a volar y ya lo estaba haciendo”. Las mujeres de su casa, opacadas y sumisas. En la familia de la esposa ha habido un” matriarcado”, todas mujeres trabajadores y fuertes .En cambio de los hombres ni se habla, a sus hermanos mayores no los conoce. De la historia familiar de ella no se habla,   está prohibido preguntar   .

La familia de él está cargada de abolengos, ella vive de la historia de él, como ella misma lo expresa .Se buscaron como lo diferente, procedentes de subculturas muy distintas, contrapuestas. A pesar de quererse ha sido muy difícil hacer pareja. La sensación contratransferencial del terapeuta es de territorios que difícilmente se juntan.      

 

El mito familiar referente a hombres y mujeres parece ser incompatible: el se aferra a lo suyo, no hay lugar para   ella. Ella desprecia lo de el, y no lo escucha, sigue en lo que está. Mandatos poderosos, que desde el inconsciente familiar impiden renunciar a los hombres prestantes y las mujeres valientes, imposible combinación creativa porque hacerlo sería quedarse sin lugar.

 

La interpretación podría apuntar a la dificultad para juntarse de una manera creativa. O talvez referirnos a la dificultad de estar más tiempo en familia con sus hijos. O podría ser que se incluyera el mito familiar de no lugar para el otro sexo, como un obstáculo en sus intentos de acercamiento. Podría además mostrar la dificultad de modelos identificatorios para sus hijos, y la competencia que se establece en la familia como si hubiera lugar para uno solo.

 

Se ha querido ejemplificar los mitos familiares, su circulación en diferentes generaciones y su incidencia en los acuerdos inconscientes de la pareja y la presencia actual, aunque inconciente, de estos mismos mitos.

 

 

LA FUNCION PSICOANALITICA VINCULAR Y LA INTERPRETACION CREATIVA

 

Piera Aulagnier en su libro “El Aprendiz de Historiador y el Maestro Brujo”(l984) habla del libro de Orwell, “l984” (l977). Una de las tácticas de abuso de poder sobre los habitantes del país descrito por Orwell es manipular los registros históricos de tal manera que la historia oficial coincida con la versión que de ella tiene el Poder. Esto hace que los ciudadanos eliminen su capacidad de crítica o de pensamiento creativo. Será que la interpretación abre el camino a las huellas de la memoria que reconectan con un pasado para que éste cobre significación? Pensamos que la interpretación como tal apunta a las funciones semióticas y semánticas del objeto único, cuya conjunción se expresa en la interpretación.

 

El material analítico, el relato de una sesión despliega ante al analista las piezas de un rompecabezas que han de ser juntadas, de una manera coherente, mas no única. Son los signos que, al ser desplegados, permiten al analista formular una interpretación que pretende aportar un significado distinto, con una formulación semántica novedosa que es escuchada por el paciente desde su Yo observador de tal manera que pueda incorporar nuevos nexos, al estilo de la raicilla.

 

La adquisición del lenguaje es un logro fundamental en el proceso del desarrollo humano lo cual le permite sustituir el acto por la palabra con significado. Se plantea en este trabajo que los síntomas de pareja o de familia aparecen ante la imposibilidad de poner palabras a ciertos hechos, que circulan en el inconsciente sin ser adecuadamente significados. Es un hecho bien conocido que la terapia psicoanalítica busca hacer consciente lo inconsciente y llenar las lagunas mnémicas, porque conceptúa que lo reprimido produce síntomas. El enfoque psicoanalítico estructural (Berenstein, l981), busca un esclarecimiento, una resignificación, una ampliación de la realidad psíquica, la apertura a diferentes versiones, que como el caleidoscopio va permitiendo configuraciones varios, nuevos significados que a su vez van siendo transformados en nuevas elaboraciones y significaciones(Alarcón y Altaraz, l988).El psicoanálisis estructural vincular busca un conocimiento en espiral, donde lo sincrónico y lo diacrónico confluyen a diferencia del enfoque evolutivo que busca explicaciones dentro de una causalidad lineal.

 

Un mismo material psicoanalítico puede ser analizado desde diferente ángulos por el mismo o diferentes terapeutas: por ejemplo, desde la línea del Edipo, desde la línea de la estructura familiar, desde la línea de los vínculos, desde los objetos internos y desde el contexto social son muchas alternativas que no se contraponen.

 

Es pertinente señalar que el tema del tiempo es otro punto importante en el análisis de pareja. Historias de ayer, historias de hoy, historias inversas o semejantes, donde el tiempo transcurre en forma circular, donde se junta el pasado y el presente, y las vivencias de hoy se confunden con las de ayer.

 

Lo actual tiene significación en cuanto tiene un pasado y un proyecto futuro. La interrogación acerca de la historia de un paciente (individual, pareja o familia), intentará encontrar significaciones a lo actual, a la naturaleza de los vínculos, a las fantasías, a los síntomas, en una dimensión pasada que sigue estando presente en la circularidad de la dinámica vincular.

 

EJEMPLO CLINICO

 

Una pareja de mediana edad, Luis y Consuelo, llega a la consulta. El , vestido de saco y corbata muy oscuros, y ella de aspecto aniñado. Si bien sus facciones son armoniosas, no parece atractivo: la terapeuta podría describir su apariencia como “fúnebre”.

 

Cuentan que a la familia de ella no les gustaba Luis “porque le faltaba viveza”. En las dos familias aparecen duelos y muertes no elaborados. Ella es la cuarta después de una hermana retardada mental, a quien nunca pudieron aceptar; su mamá le decía a Consuelo :”Téngale paciencia porque Ud. si puede…”

 

El nació segundo, pero fue el mayor porque su hermano Luis murió al nacer, “porque mi madre estaba sola y en el hospital la atendió un oftalmólogo en lugar de un obstetra…” A el lo pusieron Luis Eduardo. Después nació una hermana, y luego un hermano que tiene dos nombres: en la partida de nacimiento aparece como Carlos Alejandro, y en el registro civil se llama Luis Alejandro …

 

Cuando nació Consuelo, el padre quien era pediatra, asistió al parto: se fue para cine, tal era el temor de que se repitiera en este parto el incidente que parecía haber causado el retardo de la hermana mayor de la paciente.

 

En el contexto de la historia familiar de él sobresale el siguiente relato: la madre había nacido en un pequeño pueblo, pero la familia no era de ahí. Viajaban continuamente porque el abuelo de él era médico, dedicado a la lepra. Esto hizo que estuvieran radicados en distintos lugares, cerca de los sitios donde entonces se concentraban los enfermos de lepra. Cuando la madre de él era soltera, sus padres se separaron, y el abuelo medico se casó con una paciente con la cual tuvo varios hijos. Al poco tiempo muere la madre de la madre.

 

La madre de Consuelo es distante y considera que ninguno de sus hijos es tan inteligente como ella. Consuelo pasó su infancia en la casa de los abuelos maternos, idealizados por su madre.

 

La relación de los dos esposos con sus madres es conflictiva: madres dominantes y padres sumisos “entregados”.

 

Luis y Consuelo refieren que tienen ” sólo dos hijos”, con mucha diferencia de edades. La niña mayor tiene doce años, y el bebé dos. A partir del nacimiento de Maria, él no quiso reanudar la vida sexual, ella cree es que porque ” para Luis los hijos empobrecen, como diría el padre de el…” Posteriormente, cuando el quiso acercarse sexualmente, ella lo rechazó por un tiempo bastante largo.

 

El análisis del material clínico anterior permite deducir algunos aspectos.

 

A nivel transubjetivo podríamos plantear el significante “alto riesgo”. Estar en contacto con la lepra fue en su momento un alto riesgo para la familia del abuelo de Luis. Cuando iban al lugar de trabajo de su abuelo, cerraban las ventanillas del auto, se lavaban las manos, etc. Una necesidad intensa de reparar o tal vez, al mismo tiempo, de contacto intenso con lo dañado, de lo que contagia, de lo que deforma y acaba?

 

“Alto riesgo”, cuando esta madre es dejada en situación de parto para ser atendida precariamente, con cuidados médicos inadecuados que la llevan a la muerte del primer hijo, y con abandono afectivo en el nacimiento del segundo.

 

“Alto riesgo” que en la familia de ella significan los partos, que producen daños irreparables, como en el caso de la hermana retardada.

A nivel intersubjetivo,” alto riesgo” que desde el inconciente los llevan a evitar las relaciones sexuales por temor al embarazo, pero uno se preguntaría si mas bien es por temor al daño que pueda causarles la cercanía. Desde lo intersubjetivo, el significante “alto riesgo” se transforma en dificultad de contacto, y a nivel intra subjetivo, el “alto riesgo” se une con la “falta de viveza”,referido tal vez al contacto con la muerte y la deformidad desde la historia del abuelo de él, y desde la de ella el contacto con el retardo de su hermana…

La sensación contratransferencial de que él está de luto y que ella no ha crecido, podría referirse a nivel intrasubjetivo a duelos no resueltos, relacionados con el hermano muerto y la hermana retardada. El acto fallido del padre en relación con la partida de nacimiento del tercer hijo podría ser un índice de la no elaboración del duelo por la pérdida del hijo mayor, y el intento fallido de sustitución de este por el paciente, Luis Eduardo. Duelo que desde el presente aparece como “falto de viveza” y en la sensación contratransferencial de la terapeuta que asocia la apariencia de Luis como “fúnebre”.

En último término, a nivel intersubjetivo nos preguntamos cómo se combina un hermano muerto y una hermana retardada mental, lugares de alto riesgo que a nivel de pareja tendrá significados, a lo mejor hoy todavía desconocidos.

 

Se han propuesto aquí algunas líneas de análisis complementarias y alternativas. El significante “alto riesgo” podría ser una línea. Otra podría ser el significante “falto de viveza”, según lo planteado en el trabajo; otras líneas podrían ser pertinentes. Por ejemplo, podría tal vez tomarse como análisis la complementariedad narcisista: él busca una mujer que tiene una relación simbiótica con la madre, que les permite mantener un acuerdo inconsciente de distancia óptima, lo cual no pone en evidencia su vida afectiva empobrecida.

 

El analista escucha en esta historia: “hermana retardada, lepra, partos que terminan en muerte o daño, etc.”, que se configuran en “alto riesgo”, “falta de viveza”, que a nivel vincular determinan distancia y empobrecimiento afectivo. La Función Psicoanalítica Vincular (FPV) apuntará a conectar estos significantes en los tres niveles, no en una o dos interpretaciones sino en una secuencia temporal a lo largo del proceso terapéutico. La trama de la historia de las familias de origen se confunde en una trama de la historia vincular que determina síntomas que deberán ser significados para promover un encuentro diferente, otras raicillas que permitan el acceso a funcionamientos más vitales y más adultos.

 

Otros derroteros pueden ser posibles. Lo que parece pertinente es que la función del analista les permita pensar su relación, enriquecer su vínculo y crecer hacia una mayor complejidad vincular.

 

CONCLUSIONES

 

Si pensamos el quehacer psicoanalítico según el modelo del laberinto, podemos encontrarnos con dos alternativas: una, que busca una causalidad lineal, acabada, un hilo de Ariadna que conduce de un principio a fin, de una entrada a una salida. Visión limitada y empobrecedora, que busca causalidades a veces confundidas con culpabilidades. Repetición de una trama vincular, una de cuyas   variantes es la alienación. Otra, al estilo del laberinto rizoma, es estructural y mas compleja. En ella, lo diacrónico y lo sincrónico confluyen, los tiempos se acortan y se superponen. El hilo del relato puede llevar a múltiples salidas, y las combinatorias son muy amplias.

 

En el campo transferencial, circulan inevitablemente conflictivas superpuestas y es posible que el analista se deslice hacia el lugar de las certezas y de las convicciones, al imponer versiones acabadas de los hechos generar así un alivio momentáneo, aunque estéril.

 

Una versión acabada y única vuelve a cerrar el campo del pensamiento. La pareja podría llegar a cambiar sus convicciones iniciales por otras, las del analista, generándose así la dinámica propia de la alienación: matar el pensamiento de otro como algo amenazante, simplemente por ser diferente,

 

El conocimiento psicoanalítico es de tipo rizoma, en la medida en que no busca verdades absolutas, sino que se aproxima a reconstruir determinadas versiones que pueden ser revaluadas al cabo de un tiempo convirtiéndolas en otras que pueden ser más complejas que las primeras. La diferencia entre el uno y el otro remite en último término a la incompletud del ser humano y a la aceptación del error como generador del pensamiento creativo.

 

El análisis ha de promover la apertura a nuevos interrogantes y alternativas. Al estilo del laberinto rizoma, en el espacio analítico confluyen diferentes versiones, relatos, mitos, trozos de un rompecabezas que permite configuraciones varias, conocimiento en espiral que enriquece y al mismo tiempo alivia. Atajos que conducen a espacios intra, inter y transubjetivos: espacios múltiples que convergen en nuevas explicaciones que se transforman cada vez en una historia nueva, en la cual los aspectos mas evolucionados de la pareja funcionan con un eje constructor, historiador.

 

“El tiempo de la revelación ultima no es el tiempo de los relojes. Sus relaciones se establecen en el tiempo de la “historia sutil”, donde el antes y el despues de la ciencia importan bastante poco”. (Humberto Eco, El Péndulo de Foucault, l989, pag. l87).

 

 

RESUMEN

Se define la Función Psicoanalítica Vincular, en sus características de función pensante, función transformadora y función historiadora.

 

Se plantea como modelo del trabajo terapéutico el “laberinto rizoma” de Humberto Eco, como un sistema de apertura y de conocimiento, sin que se plantee un comienzo o un fin predeterminado.

 

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[1] Psicóloga Clínica. Miembro Titular de la AAPPG. Corresponsal de la AAPPG en el exterior.

Cra. 5 No. 92ª-61 Apt 201 Bogotá Colombia

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