Función Psicoanalítica Vincular, Cambio o alienación, 1998

FUNCION PSICOANALITICA VINCULAR COMO GENERADORA DE CAMBIO O

ALIENACION[1]

Lic. MYRIAM A. DE SOLER[2]

Lic. DIANA S. DE ALTARAZ3

Cuando una pareja consulta lo hace desde el sufrimiento, expresado de diferentes maneras. Algo ocurre en el vínculo que genera sentimientos penosos, intolerables, de insatisfacción y que lleva a la pareja a plantearse la necesidad de modificar algo.

Fruto de la repetición de modelos anteriores, desde lo manifiesto la pareja trae convicciones acerca de lo que le pasa y también acerca de cómo suponen que pueden cambiar. El analista (A), quien tendrá que construir junto con la pareja un “nuevo” conocimiento compartido acerca de las fantasías y expectativas circulantes. Testigo , y a la vez sujeto de este funcionamiento vincular, el analista se incluye en el campo transferencial con su historia identificatoria, sus propias configuraciones y vinculares, sus teorías generando desde esta posición particular con la pareja un espacio y un tiempo terapéutico por el cual circulan habitantes imaginarios, personas, personajes , mitos, sueños, fantasías, convicciones creencias, teorías, etc., todo dentro de un contexto social compartido y a la vez no compartido por ambos (recuerdese el fenómeno de mundos superpuestos descrito por Puget y Wender).

 

De esta manera se va conformando y desplegando un espacio vincular íntimo y singular con cada paciente pareja. El A intenta encontrar el lugar terapéutico desde el cual, junto con la pareja pueda pensar -en su sentido más amplio-, el vínculo.

 

El A soporta además, una teoría de la técnica y de la clínica vincular, su experiencia personal y profesional que lo acompañan en su tránsito terapéutico. El complejo interjuego de todos estos elementos determina el destino de la Función Psicoanalítica Vincular (FPV) como generadora de cambio o alienación.

 

 

FUNCION PSICOANALITICA VINCULAR

 

El espacio terapéutico en el psicoanálisis de pareja está caracterizado por una trama vincular que incluye el A y a la pareja. Trama en la cual circulan transferencias, proyecciones, personas y personajes en la búsqueda de palabras que les den albergue, palabras que han de ejercer una función ordenadora y esclarecedora.

 

Marido y mujer se constituyen en el espacio terapéutico como una unidad funcional, el paciente -pareja. Unidos en una relación pensada como duradera y que conlleva sexualidad y un intercambio afectivo privilegiado, traen consigo una historia vincular, fruto de la confluencia de sus historias personales, de modelos identificatorios que han puesto su impronta en esta historia.

 

La historia de las familias de origen de cada uno de los cónyuges se ensamblan, desde los lugares preexistentes para cada uno de los sujetos, en esta trama vincular. El resultado se juega en el conflicto bien conocido entre el vínculo de alianza y el vínculo con las familias de origen, llevando a la repetición penosa de modelos previos, o la búsqueda, siempre compleja de un espacio nuevo y creativo, propio de esta pareja particular.

 

Hemos dicho en un trabajo anterior:

“En el proceso temporal en el cual se conjugan los lugares de paciente- pareja y analista, con sus correspondientes funciones, emerge un espacio de características propias, que hemos denominado el espacio terapéutico. Dos de los tres personajes comparten un vínculo estable, un proyecto de vida en común y han vivido un trozo de historia juntos. Estos ocupan el lugar de pacientes frente al tercer personaje, el terapeuta como alguien investido desde ellos con la capacidad de ofrecer algún alivio al sufrimiento vincular…” ( Alarcón, M. y Altaraz, D. Analista – Pareja: Una Aventura Vincular,1987).

 

La función del analista, a través de su instrumento privilegiado, la interpretación, se pone en acto en el espacio terapéutico. En un momento de encuentro, el analista y la pareja, enlazados por la Función Psicoanalítica Vincular (FPV) construyen poco a poco un espacio diferente de otras relaciones de tres. La FPV es ofrecida por el A como modelo identificatorio que luego va tomando cuerpo y circula en el espacio terapéutico hasta transformarse en el eje de la relación.

 

Hemos descrito las características de la FPV como:

 

  1. Función pensante, en sus variables de función historiadora y función transformadora.
  2. Función semiótica, y
  3. Función teórico clínica.

 

 

  1. Función pensante

 

Remite a revisar los acuerdos inconscientes que caracterizan el vínculo y a reflexionar acerca de las motivaciones por los cuales los miembros de la pareja que se   han unido y permanecen juntos.   Las modalidades de funcionamiento narcisista, la identificación con modelos infantiles, personales y vinculares, la repetición y la búsqueda de vínculos ilusorios, son algunos de los elementos que llevan a la conformación de la trama vincular. Así mismo la posición singular y privilegiada de cada uno de los miembros de la pareja en sus familias de origen y su herencia sociocultural, tienen su manifestación en la naturaleza del vínculo. Este despliegue vincular, que nos habla de una estructura relacional latente, ha sido denominada por J. Puget   e I. Berenstein “ zócalo inconsciente”. (1988)

 

 

  1. a) Función historiadora: Se observa la convergencia en el espacio analítico de dos historias, dos experiencias, dos versiones, que dan lugar a una tercera. La FPV tiene como una de sus funciones la de mediatizar estas funciones.

La reconstrucción histórica permitirá a la pareja reflexionar sobre sí misma, sobre la constitución de su vínculo, sobre la historia de cada uno y su incidencia en el vínculo actual.   No se trata de cambiar los hechos, porque como tal la historia no se modifica. Si se puede en cambio hacer una lectura de esta historia que permita una comprensión distinta de los mismos hechos, dirigida a la reparación y a la reconciliación. Así, tomándose la pareja como historiadora de sí misma podrá continuar o no hacia un proceso de mayor complejidad vincular.

 

  1. b) Función transformadora: El proveer un espacio para que la pareja reflexione sobre su historia, para que se observe a sí misma, instala un ámbito reflexivo y continente que va promoviendo cambios en el funcionamiento vincular. La función pensante tiene un efecto de contención en las ansiedades de los individuos. La pareja paciente se piensa a sí misma como dos individuos que comparten un espacio vincular, complejo, signado por la pugna de la satisfacción de las necesidades mas primitivas de cada uno, y por la frustración de no lograrlo. Poco a poco el compartir se vuelve más reflexivo y la pareja se va alejando del lenguaje de acción. Se logra a veces recrear el placer de estar juntos, y emerge un compartir más lúcido y placentero.

 

 

 

  1. Función semiótica

 

Complejiza la capacidad de diversificar signos, busca enlaces entre signos y significados. Se complejiza también la capacidad de semantizar y simbolizar las relaciones de los comportamientos manifiestos y el sustrato latente de los mismos.

Edipo Rey enloquece cuando se entera que ha matado a su padre y está casado con su madre. El dolor lo lleva a la ceguera. Simbólicamente no desea ver lo que con los ojos del alma no puede dejar de ver. No son los hechos los que enloquecen, sino el significado de estos hechos. El saber puede producir enloquecimiento o alivio. Un saber nuevo que enlace hechos, signos, pedazos de historia, promueve alivio y permite la ampliación del comportamiento y el enriquecimiento del campo vincular.

 

Un paciente refiriéndose a su proceso en el análisis de pareja y a los nuevos significados de éste le ha aportado, dice: “Es como tener un libro en japonés, lleno de significados que uno no comprende. Poco a poco empieza uno a comprender su significado. Algo empieza a cambiar entre nosotros”.

 

El análisis es pues un proceso de significación, resignificación, unión de significado,

laberintos   que   confluyen,   que   se   estructuran,   desestructuran     y vuelven a

estructurarse, en una historia cambiante que promueve la función historiadora y

transformadora de un yo. Nueva versión de un yo no alienado, que puede pensarse a sí mismo como protagonista de una historia para ser nuevamente contada.

 

 

  1. Función teórico-clínica

 

Esta función la ejerce el A a través de la interpretación como instrumento privilegiado. Dice Klimovsky que detrás de cada interpretación subyace una miniteoría que da cuenta de la lente observacional con la cual el terapeuta hace una lectura de la realidad, en este caso de la realidad vincular.

 

Según P. Aulagnier en su obra – El Aprendiz de Historiador y el Maestro Brujo “El analista hace la transformación de un texto teórico en un texto singular y viviente, dotado del potencial afectivo necesario y debido a la relación transferencial que desempeña el papel de catalizador”. (1984).

 

Las teorías de las que se vale el terapeuta y que lo acompañan de la comprensión clínica deberían dejarle a éste un espacio por el cual circulen la atención y la teorización flotantes. La interpretación sintetiza la comprensión teórica y clínica de un determinado material y la comunica a la pareja. En un ir y venir, la pareja y su A, van incursionando en el terreno de nuevas interpretaciones.

 

 

EL MODELO DE LABERINTO

 

 

Hemos descrito la vocación de A como la de alguien capaz de conmoverse frente al dolor humano. Ahora queremos agregar algunas reflexiones acerca del estado mental con el cual se aproxima al relato vincular.

 

Hemos tomado como modelo el análisis del laberinto descrito por Umberto Eco en su libro Apostillas al Nombre de La Rosa.  Eco diferencia entre varios tipos de laberinto. Entre otros describe el laberinto griego, el de Teseo, que contiene algo en su centro. La sorpresa está en el Minotauro. En el laberinto griego uno no se puede perder, a condición de encontrar el hilo de Ariadna que lo guíe dentro y fuera de él, de principio a fin.

 

Otro tipo de laberinto es el laberinto rizoma: el laberinto que no tiene centro ni periferia ni salida, porque es potencialmente infinito. Cada calle puede conectarse con cualquier lado: “es estructurable, pero no definitivamente estructurado”.

 

El espacio para la conjetura está negado en el primer tipo de laberinto, en cambio encuentra su paradigma en el laberinto rizoma. En este tipo de laberinto el resultado final de la conjetura o de la trama dependerá de la combinatoria que guíe al que esté dentro del laberinto. En la novela de Eco, por ejemplo, las hipótesis acerca de quién es el asesino, van variando según la lectura que se haga de los datos que van emergiendo en el relato.

 

Eco nos dice que hace su relato “con la voz de alguien que pasa a través de los acontecimientos, los registra con la fidelidad fotográfica de un adolescente pero no los entiende. Que se entienda todo a través de las palabras de alguien que no entiende… Cuando yo soy el narrador, sé que cuento una historia con palabras de otro.”

 

Si pensamos el quehacer psicoanalítico según el modelo del laberinto podemos encontrarnos con dos alternativas: una, que busca una causalidad lineal, acabada, un hilo de Ariadna que conduce de principio a fin, de una entrada a una salida. Visión limitada y empobrecedora, que busca causas y veces confundidas con culpables. Repetición de una trama vincular cercenante, una de cuyas variantes es la alienación. Otra, al estilo del laberinto rizoma, es estructural y mas compleja. En ella lo diacrónico y lo sincrónico confluyen, los tiempos se acortan y se superponen. El hilo del relato puede llevar a múltiples salidas y las combinatorias son muy amplias.

 

 

 

FUNCION PSICOANALITICA VINCULAR COMO GENERADORA DE CAMBIO O ALINEACION

 

  1. Aulagnier en su obra Los Destinos del Placer (1980) ha descrito la alineación como “una patología de la idealización”, mediante la cual el sujeto intenta reducir el conflicto al mínimo y evitar el sufrimiento psíquico derivado de la zona de encuentro.

 

Pensamos que la FPV puede ser desvirtuada para convertirse en promotora de alienación. Lugar tentador del A quien desde conflictos no resueltos, intenta unir o separar la pareja-paciente en cambio de analizar sus conflictos transferenciales con la pareja interna, representante de sus padres en conflicto. Lugar del A que puede detectar que desde su narcisismo lo lleve a “apoderarse” de la vida de sus pacientes como si fuera propia. Estos desde sus necesidades infantiles mas intensas, pueden preferir el alivio de depender al dolor de crecer y evolucionar.

 

En el resbaladizo terreno del campo transferencial circulan inevitablemente conflictivas superpuestas y es posible que el A se deslice hacia el lugar de las certezas y convicciones imponiendo versiones acabadas de los hechos, generando en sus pacientes un alivio momentáneo, aunque paralizante. Versión acabada y única que vuelve a cerrar el paso al campo del conocimiento y de la evolución. En último término de la libertad. La pareja de este modo puede cambiar sus convicciones iniciales por otras, las del A, remitiéndose así a la dinámica propia de la alineación: matar el pensamiento como algo amenazante, simplemente por ser diferente, diferencia que remite en último término a la incompletud del ser humano y a la aceptación del error como generador del pensamiento creativo.

 

El análisis en todas sus formas ha de promover la apertura a nuevos interrogantes y alternativas. Al estilo del laberinto rizoma, en el espacio analítico van confluyendo diferentes versiones, relatos, mitos, trozos de un rompecabezas que permite configuraciones varias, conocimiento en espiral, que enriquece y alivia. Atajos que conducen a espacios inter, intra y transubjetivos de la pareja; espacios múltiples que van confluyendo en nuevas explicaciones que son transformadas en una historia nueva en la cual los aspectos mas evolucionados de la pareja funcionan como un eje constructor, historiador.

 

EJEMPLO CLINICO

 

Transcribimos aquí un trozo de sesión de una terapia de pareja para ejemplificar algunos de los aspectos de la FPV.

 

Julio padece de variados síntomas orgánicos concordantes con los de su padre muerto hace unos años.

Silvia a su vez aparece frecuentemente con sintomatología corporal, o preocupada por su cuerpo.

 

S: “Hoy casi la llamo para decirle que no veníamos porque estoy muy congestionada.”

 

A continuación discuten largamente acerca de la conveniencia de hacer o no una consulta por su hijo Fito, de diez años, quien padece de sinusitis y rinitis crónicas.

 

J: “Yo quiero tener otra opinión porque no me convence lo que me dice el pediatra”.

 

Terapeuta: “La preocupación por las enfermedades de Fito parece encubrir algo acerca de lo cual no se puede pensar”.

 

J: “Si, yo me siento culpable por él, sobre todo cuando nosotros discutimos, él se pone muy mal”.

 

S: “Sí, Fito es muy sensible, tiene como un radar, esta siempre a la pesca de lo que pasa en la familia”.

 

T: “Parece que Fito esta presentando la necesidad de entender algo que viene de muy atrás, que está depositado en el cuerpo de los hombres de la familia y ahora se cristaliza en ustedes”.

 

S: “Yo lo veo a Julio cada vez más parecido al padre, en la forma de moverse, de mirar, y hasta de enfermarse. Bueno, yo no puedo hablar mucho porque hoy la enferma soy yo”.

 

J: “Esto me huele a crítica”.

 

S: “No te lo digo como crítica. Es algo que observo”.

 

J: “Bueno, como dice García Marquez :”Uno se da cuenta de que empieza a envejecer cuando se empieza a parecer a los padres”.

 

 

Función Historiadora: en la segunda interpretación y en la respuesta se resignifica la historia de él, los mitos en torno al padre y al valor que se le adjudica al cuerpo en relación a la postura corporal y al sufrimiento por enfermedad física. Al mismo tiempo se señala la esposa funciona de manera semejante. Se identifica la transmisión de la irracionalidad, en forma de síntomas somáticos. Se explícita el legado de la enfermedad física en la familia de él, vía la enfermedad del padre, lo cual permite identificar los elementos históricos de la sintomatología actual.

 

Función Transformadora: aunque el fragmento es corto se puede notar en la secuencia, transformaciones que apuntan a un mayor grado de simbolización, desde la primera frase “Casi no venimos porque estoy congestionada”, hasta la última “uno se da cuenta que empieza a envejecer…” Se observa una evolución del cuerpo al símbolo, junto con transformaciones en el clima transferencial, mas tranquilo y propicio para la elaboración.

 

Función Semiótica: En esta pareja el cuerpo, como expresión del desamparo y del sufrimiento,   es un signo en busca de un significado. Apunta a desplegarse como

temática desplazada   y   disociada de los afectos.   Las interpretaciones apuntan a

esclarecer el lenguaje del cuerpo.

 

Función Teórico-clínica: la terapeuta está acompañada en su que hacer clínico por un enfoque acerca de la pareja como una estructura relacional sostenida por una dinámica inconsciente. Acuerdos inconscientes, estructura familiar inconsciente, relaciones transgeneracionales que se manifiestan en la dinámica actual, transferencia, transmisión de la irracionalidad, etc., son algunos de los conceptos que intervienen en la teorización flotante. Sin embargo, en el momento de la sesión el T se olvida de todos ellos y canaliza su empeño en comprender y descubrir a la pareja que tiene delante como si se internara en un laberinto, susceptible de transformarse en una experiencia singular.

 

EPILOGO

 

Para terminar, hacemos nuestra la siguiente cita de Piera Aulagnier:

“La transferencia desempeña en la experiencia analítica el papel de un catalizador que permite a dos discursos, dos historias, dos experiencias dar cima a una tercera y nueva construcción, de la cual cada uno de los constructores, terminando el análisis, extraerá las consecuencias, los beneficios, las enseñanzas más conformes a la prosecución de un proyecto que continuará él solo, pero cuyas metas habrán sido modificadas”.

Y más adelante continúa:

“Por mi parte sigo creyendo que la relación analítica solo es posible dentro de una situación de intercambio, y que este intercambio, como lo indica el término mismo, exige que haya de una parte y de la otra “objetos”, “conocimientos”, “fines” para intercambiar y compartir”. (Del Aprendiz de Historiador…).

 

BIBLIOGRAFIA

 

ALARCON, M. y ALTARAZ, D. “Analista Pareja: Una aventura vincular”. Jornadas Científicas de la AAPPG, 1987.

 

AULAGNIER, P. El Aprendiz de Historiador y el Maestro Brujo. Buenos Aires: Amorrortu, 1984.

 

AULAGNIER, P. Los destinos del Placer. Madrid: Ed. Argot, 1980.

 

BACHELARD, G. La poética del espacio. México: Fondo de cultura Económica, 1983.

 

BERENSTEIN, I. Conflicto entre vínculos. Comunicación Personal. Eco, U. Apostillas al Nombre de la Rosa, 1987.

 

ECO, U.” La línea y el laberinto.” Revista Velta Sudamericana, Y, 1987.

 

KLIMOVSKY, G. Aspectos epistemológicos de la interpretación psicoanalítica. En Etchegoyen, R. Los Fundamentos de la Técnica Psicoanalítica. Buenos Aires: Amorrortu, 1986.

 

PUGET, J. y WENDER, L. Analista y Paciente en mundos superpuestos. Rev. Psicoanálisis, Vol. 4, III,        1982.

 

PUGET, J. y BERENSTEIN, I. Psicoanálisis de la pareja matrimonial. Buenos Aires: Paidos, 1988.

[1] Trabajo presentado en el XXII Congreso Interamericano de Psicología, Junio de 1989, Buenos Aires.

[2] Psicóloga. Miembro de los Departamentos de Pareja y Familia. Asociación Argentina de Psicología y

Psicoterapia de Grupos. AAPPG.

3 Lic. en Psicología. Miembro de los Departamentos de Pareja y Familia. AAPPG.

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