Paradoja en Los Segundos Matrimonios, Congreso

LOS SEGUNDOS MATRIMONIOS: UNA PARADOJA?[1]

Myriam Alarcón de Soler[2]

Carmen Elisa Torres[3]

 

Los segundos matrimonios y sus familias se encuentran con frecuencia en situaciones que generan un alto monto de sufrimiento, en los cuales circula violencia e intercambios comunicacionales enloquecedores. Una segunda unión conlleva situaciones específicas que dificultan su conformación y el crecimiento vincular de sus integrantes. Unión conyugal conformada después de la ruptura de la primera unión, está basada en la necesidad de recuperar el objeto doblemente perdido: pérdida de la ilusión de completud y pérdida de la primera pareja. En ella se entrecruzan dos situaciones altamente regresivas: la finalización del vínculo anterior y el comienzo de un nuevo vínculo. A esto se agrega la incidencia de los valores circulantes desde el macrocontexto que propugnan por la indisolubilidad del vínculo conyugal y al mismo tiempo por la exigencia de estar en pareja.

Planteamos que el acuerdo inconsciente, sustrato de la constitución de estas parejas, se caracteriza por una situación paradojal patológica. El nuevo cónyuge queda colocado en el lugar del anterior de tal manera que su destino inconsciente será ser igual al anterior y al mismo tiempo no ser como el anterior. Situación paradojal que dificulta en gran medida la construcción de un vínculo novedoso y creativo, que provea un soporte para el desarrollo de sus integrantes. La resultante es una relación que no puede ser definida, puesto que es y no es, de tal manera que la construcción de la pareja se convierte en una sin salida permanente que correspondería a lo que Prata, Boscolo, Cecchin y colaboradores (l982) denominaron el mensaje superparadójico: “cambiar una relación que nunca ha sido definida”[i]. La dinámica resultante la podríamos describir como de enloquecimiento mutuo.

EL “PARA SIEMPRE” DE LA PAREJA CONYUGAL

Construir una pareja conyugal implica pensarla “para siempre”, al mismo tiempo que es condición para su estructuración que se pueda disolver. El mantener esta paradoja es estructurante del vínculo, esencial para su mantenimiento y complejización. Resolver la paradoja es convertirla en patológica.[ii]

El mandato social religioso, emitido desde lo divino, “mantener la unión conyugal hasta que la muerte los separe”,lo que ha unido Dios no lo separe el hombre”- resuelve arbitrariamente la paradoja. Al ser mandato divino sobre un compromiso humano, se constituye en un discurso sagrado paradojal[iii], discurso violento[iv] cuando sostiene la indisolubilidad del matrimonio más allá del deseo de los cónyuges. La autonomía de los cónyuges queda lesionada y mantiene a los sujetos presos de una “voluntad divina” incuestionable. La cultura, familia de la familia, avala la indisolubilidad matrimonial, como discurso unívoco. Desde el ámbito religioso se las denomina familias “carenciadas”: “familias íntegras versus familias desintegradas”, “familias completas versus familias incompletas”, “familia original versus familia reconstituída”[v].

Esto determina en consecuencia, como proponen Aguiar y Nusimovich (l994) un sistema de excluidos a nivel del macrocontexto: los casados- los cuales cumplen con el mandato del contrato narcisista-, y los que están separados, o en segundas uniones- que no lo cumplen. Demarca para aquellos que se divorcian y se vuelven a casar un encuadre carente de significación donde su divorcio no es ni si es, donde su matrimonio no es ni verdadero ni falso, ni lícito ni ilícito, no son esposos ni sí lo son. No existe nombre para su estado y no hay nombre ni función para su lugar en la nueva familia y por último no hay normas jurídicas que se apliquen a esta unión.

SEGUNDOS MATRIMONIOS: UNA PARADOJA

Se constituye desde el macrocontexto un discurso que prescribe una doble ley, una opuesta a la otra. Una sostenida por las instituciones religiosas que propugna por la indisolubilidad del matrimonio, y otra, la ley civil, que permite el divorcio. Esto demarca un contexto de ambigüedad dentro del cual se instalan estos vínculos, cuyas relaciones no están prescriptas ni proscritas.

Esta situación refuerza una estructura patriarcal[vi] a través de las identificaciones que se imponen como necesarias para cumplir con una condición de pertenencia al conjunto social. El mandato de incluirse en la sociedad como pareja y la imposibilidad de romper el primer vínculo conyugal constituyen mandatos antagónicos, que actúan sucesivamente. No se ubican en el mismo nivel de abstracción y no se puedan satisfacer simultáneamente; y al mismo tiempo, son condición de pertenencia al conjunto social. De esta manera la paradoja estructurante descrita por J. Puget (l993) “obligación de pertenecer a los vínculos, opción de elegir el modo de pertenecer- paradoja que va modelando a lo largo de la vida las inserciones del individuo en el contexto social, las instituciones y la pareja” también se convierte en paradoja pragmática o patológica al cerrarse la posibilidad de elegir la modalidad de pertenencia al vínculo matrimonial.

Planteamos que este discurso unívoco determina para las uniones conyugales posteriores a la primera unión un contexto que se constituye en una paradoja alienante, a partir del mandato inconsciente sobre la indisolubilidad del matrimonio sostenido desde un estamento de poder incuestionable, de tal manera que convierte las paradojas estructurantes de la pareja en paradojas pragmáticas o patológicas. Los intentos de resolver la situación se transforman en defensas paradojales. El encuadre ambiguo que atraviesa a las nuevas parejas y sus familias las hace blanco de múltiples violencia desde lo social, al mismo tiempo que parecen atrapados en acuerdos inconscientes signados por la paradoja[vii], lo cual da cuenta de intercambios violentos y enloquecedores. Muestran “en positivo lo que se hallaba en negativo” en el acuerdo inconsciente establecido con la sociedad patriarcal de no cambiar el orden establecido para mantener el poder y el saber sobre la vida, como patrimonio de unos en detrimento de la autonomía de otros. Orden que estructura relaciones vinculares asimétricas en las parejas, familias e instituciones, donde circulan interacciones repetitivas, enloquecedoras en las cuales los cónyuges parecen moverse en circuitos sin salida en el intento de definir una relación que es por definición no definible.

CAMBIO DE PARADIGMAS

Las nuevas formas de familia, y las familias ampliadas, ponen en evidencia la necesidad de cambio de los paradigmas, donde el respeto por el otro y por las diferencias sea más importante que los ideales narcisistas sostenidos entre otros por el ideal religioso.

[1] Segundo congreso de Psicoanálisis de Pareja y Familia. Buenos Aires, Mayo 2001.

[2] Psicóloga, Corresponsal de la AAPPG.   K 5 No. 92ª-61 Apto 101. Bogotá, Colombia.

Email: gsoler@latino.net.com

[3] Psicóloga

[i] Así es cada vez más factible ir instrumentando el llamado mensaje esquizofrénico que ordena: no es que debas hacer algo diferente, debes ser lo que no eres, solo así podrás ayudarme a ser lo que no soy, pero que podría ser, si fueras lo que no eres”. Prata, Cecchin y Col.

[ii] La paradoja podrá ser aceptada o negada pero no admite ser resuelta. “El camino para la constitución y el enriquecimiento de la vida de pareja requiere el reconocimiento y aceptación de situaciones paradojales denominadas paradojas estructurales o constitutivas” Diccionario de Configuraciones Vinculares, Pahn, A. y Woscoboinik, P.

[iii] Discurso paradojal es aquel que enuncia una formulación paradójica desde una posición de poder sobre el otro.

[iv] Discurso violento, de acuerdo con M. C Rojas, y col. es aquel que tiene como efecto la anulación del otro como objeto diferenciado. En el orden manifiesto de las relaciones aparece bajo la forma empírica de violentador- violentado. Se puede presentar como: discurso sagrado, pleno de certezas, certezas compartidas, que impiden las diferencias y la singularidad. Restringe el pensamiento al plantear una relación fija entre significante y significado.

[v] Dice G. Gómez: “Una familia completa sería aquella que poseyera todos los elementos necesarios para poder constituirse en verdadera familia cristiana en su ser y en su misión. La llamamos familia natural completa… Con las precisiones anotadas antes sobre “familia incompleta”, “familia irregular” y sobre familia “inperfecta” podemos ensayar una definición de “familia completa”: llamamos “familia natural completa” aquella que posee todos los elementos exigidos por la naturaleza para que la familia sea verdaderamente familia. En el caso de la familia nuclear es la comunidad de vida y amor, que se constituye inicialmente por un hombre y una mujer unidos por el amor conyugal, uno, indisoluble y fecundo”.

[vi]Por estructura patriarcal nos referimos, de acuerdo con Mitchell, J., a la “cultura cuya fuerza directriz es el poder, los individuos en esta cultura son impulsados a buscar a controlar a otros en un inhumano deseo de perfección”. (Citado por Clara Coria, El sexo oculto del dinero).

[vii] Según Rousillón colocar a alguien en situación paradójica constituye un camino inconsciente cuya técnica consiste en la alteración del proceso secundario del pensamiento por la irrupción del proceso primario y cuyo fin es asentar definitivamente el dominio sobre el otro por medio del incremento económico.

 

BIBLIOGRAFÍA

Aguiar E. y Nusimovich, M. “Separación Matrimonial y Segundos Matrimonios”. Pareja, encuentros, desencuentros, reencuentros. Ed. Paidós, Buenos Aires, l996.

   Aguiar, E. y Nusimovich, M. “Implicaciones Lingüísticas e Ideológicas en los últimos cincuenta años en las investigaciones sobre los segundos matrimonios y las familias ampliadas”. Red Informática Flapag, l997.

   Alarcón de Soler, M. “Tres más tres no son seis. Dinámica Inconsciente de las Familias Reconstituidas”. Rev. AAPPG, XV, 3, Buenos Aires, l991.

   Anzieu, D. “La transferencia Paradójica”. Nouvelle Revieu de Psychoanalyses, No.12, 1975.

Bianchi, G. “Violencia y discurso”. Red Informática Flapag.

   Bracchi de Andino, L. “Disolución del Vínculo Conyugal, Acto o Acting”. Pareja, encuentros, desencuentros, reencuentros. Ed. Paidós, Buenos Aires, 1996..

   Coria, C. El sexo oculto del dinero. Editorial Paidos. Buenos Aires 1991

   Gomez, G. “Elementos para una tipología pastoral de la familia incompleta”. Revista CENFAPAL Familia y Sociedad, V,14, Nov.Dic., l989.

   Puget, J. y Berenstein, I. Psicoanálisis de la Pareja Matrimonial, Ed. Paidos, l988.  

   Pahn, A. y Woscoboinik, P. “Paradoja en el vínculo de pareja”. Diccionario de Configuraciones Vinculares, Ed. Candil, l999.

   Pahn, A. y Woscoboinik, P. “Las situaciones paradojales en el vínculo de pareja”. Memorias Segundo Congreso Argentino de Psicología y Psicoterapia de Grupo. Buenos Aires, l991.

   Rojas, M.C. “La violencia en la familia: discurso de vida, discurso de muerte.”

   Rojas, M.C. “Modelizaciones en Psicoanálisis Familiar: Aproximación Teórico-Clínica a la Familia de Hoy”. Rev.AAPPG, 2, XXIII, 2000.

   Roussillon, R. El pacto denegativo originario, el dominamiento de la pulsión y la supresión. Lo Negativo. Amorrourtu Buenos Aires 1991

   Selvini Palazzoli, M., Boscolo, L., Cecchin, G. y Pratta, G. Paradoja y Contraparadoja. Ed. A.C.E., Buenos Aires, l982.

   Thomas, F. Artículos publicados diario El Tiempo, Bogotá, 2000.

 

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