Familias Ampliadas, Familias de Hoy

FAMILIAS AMPLIADAS, FAMILIAS DE HOY, NUEVAS ORGANIZACIONES FAMILIARES

Myriam Alarcón de Soler

Parejas diversas

Hoy día son muchas las personas que vuelven a organizarse en pareja, unas veces van a vivir juntos, otras se vuelven a casar, otras hacen pareja pero no viven juntos o vuelven a hacer pareja después de quedar viudos. Algunas parejas traen consigo a sus hijos y “suman” las dos familias, constituyéndose lo que coloquialmente se llama “los mios, los tuyos y los nuestros”.

Algunas personas, después de la separación, retornan con sus hijos a sus familias de origen. Los abuelos pueden llegar a ocupar el lugar de padres de sus nietos, y la persona separada se vuelve a incorporar a su familia, como si fuera un hijo o una hija más. Con frecuencia la autonomía ganada en años anteriores se pierde, y las funciones de padre o madre se delegan, no siempre satisfactoriamente, en otros que comparten el entorno familiar.

Todas estas situaciones llevan inherentes conflictos relacionados con los lugares familiares, las funciones de cada uno, duelos y pérdidas.

Otras veces, en el mejor de los casos, la separación permite romper con relaciones dañinas o empobrecidas, y armar otra pareja u otra familia, donde pueda haber lugar para vínculos más satisfactorios.

PAREJA INAUGURAL, FAMILIA INAUGURAL Y FAMILIAS AMPLIADAS

Estas formas de familia conforman lo que se ha dado en llamar nuevas organizaciones familiares, familias ampliadas, familias reformuladas o familias afectivas. También se han denominado familias arco iris (Aguiar, E. Separación y Segundos Matrimonios, l996)

Familia inaugural:  denominamos así a aquella integrada por padre, madre e hijos, producto de esta alianza. (Aguiar, 219, l996).

Familias ampliadas

Entendemos por familias ampliadas “una configuración vincular integrada por vínculos de filiación y consanguinidad que son producto de la alianza y por vínculos que son efecto de la alianza”. (Aguiar, pag 219, l996).

En estas familias ampliadas, se subvierte el tiempo generacional puesto que la elección de pareja es posterior al nacimiento de los hijos. El hijo asiste al enamoramiento de las figuras parentales: es testigo, espectador y público de la relación de pareja de sus padres.

A pesar de que estas familias son muy frecuentes todavía no parece haber denominaciones claras para las relaciones y parentescos nuevos que se conforman: padrastro, madrastra, hermanastro son denominaciones peyorativas. Pero como denominar a los hijos de padres que se vuelven a casar, y que viven como hermanos? Como denominar a la nueva pareja que ocupa el lugar de padre o madre para los hijos del otro?

Decíamos anteriormente, que en las familias ampliadas algunos vínculos son producto de la alianza, es decir se refieren a los vínculos construidos en la familia inaugural original, otros vínculos se dan como efecto de la alianza, es decir a partir de la unión de la nueva pareja, tales como los vínculos entre los hijos de uno de los conyugues y los hijos del otro, que son hermanos desde la funcionalidad, pero entre ellos no hay vínculos de consanguineidad, y otros miembros, que tienen vínculos con ambas familias, puesto que a su vez son hijos de los nuevos cónyuges.

Esta dificultad en la nominación remite a la compleja trama de relaciones que se establece entre sus miembros.

Nuevas organizaciones familiares: oportunidad de desarrollo de sus integrantes

Las segundas parejas, o las parejas sucesivas parejas proveen la oportunidad de recrear nuevamente un vínculo estable para aquellos que han tenido fracasos previos o que hayan perdido por una u otra causa a sus parejas anteriores. La experiencia vivida, la mayor madurez, y el replanteo serio de lo ocurrido durante las relaciones previas pueden ser una oportunidad para armar esta nueva pareja sobre bases más sólidas.

Si se trata de la muerte del cónyuge, el elaborar el duelo antes de conformar una nueva unión ayudará a consolidar la nueva relación.

Nuevas parejas, nuevos retos

Algunas personas creen ingenuamente que como ya se tienen experiencias anteriores, armar una nueva pareja será más fácil. Esta es una verdad a medias. Se tiene más experiencia, pero se carga con mayor peso.

Nuevas parejas: intento de borrón y cuenta nueva

Muchas de estas parejas se constituyen a partir de un propósito consciente de hacer borrón y cuenta nueva, intento que resulta en una falacia, una falsa ilusión.

Con frecuencia, estas nuevas parejas se arman muy rápidamente después de la separación, sin haber podido asumir el duelo por la separación o la pérdida anterior. Un clavo saca otro clavo. Sin embargo esta nueva unión carga con el peso de la unión anterior, de sus logros y de sus fracasos.

Construir una nueva familia implica tiempo y esfuerzo e implica también hacerle lugar a lo nuevo, a lo diferente, a lo ajeno.

¿Segundas parejas, parejas de segunda?

Algunas veces estas nuevas uniones no son valoradas por la sociedad ni por los mismos cónyuges de la misma manera que fueron valoradas las primeras relaciones. Cargan así con un halo de “segundo lugar” que es muy penoso para todos.

Sea porque el primer cónyuge esté muerto o ausente por separación, en general su presencia sigue teniendo efectos conscientes e inconscientes en el armado de este nuevo vínculo. Todo dependerá por supuesto de la manera como se haya vivido el duelo por la muerte o por la separación.

La nueva pareja puede sentir que está ocupando el lugar de “otro” o de “otra”, que puede estar idealizado o atravesado por sentimientos ambivalentes de amor y de odio. Pueden sentir una sensación de “ilegalidad”, de incomodidad que se sabe cómo ponerle palabras.

Las nuevas parejas pueden ser el chivo expiatorio de los conflictos y duelos previos

La nueva pareja se puede convertir fácilmente en el chivo expiatorio de los conflictos y duelos no resueltos del vínculo anterior. Puede tener la sensación de no tener un lugar propio, ni desde la pareja, ni desde los hijos de esta, ni desde las familias de origen, ni desde la sociedad misma.

Si la nueva pareja se hace con una persona viuda o separada el proceso también es difícil. “No hay muerto malo, ni novia fea…”se dice por ahí. Con frecuencia, quedan muchas cosas silenciadas en relación con la persona fallecida. Se idealizan sus cualidades, se olvidan sus defectos, se silencian ciertas vivencias o experiencias, que quedan transformadas en secretos, en cosas sobre las cuales no se puede hablar. Se genera a veces una cierta sensación de terrenos o temas prohibidos de los cuales la nueva pareja queda excluida.

Cuando la persona se une con una persona separada, la nueva pareja puede sentir que esta primera relación no ha terminado, puede sentir celos por los encuentros, o sentirse comparada de una manera implícita o explícita con la relación anterior. Se experimenta la sensación de tener que “ser más que”, o “no tan”… El peso de los errores y del fracaso de la primera relación o de las anteriores relaciones, están ahí como un fantasma.

Los hijos en la nueva organización

Los hijos del primer matrimonio son un testimonio de la historia anterior

Las nuevas organizaciones familiares llevan el peso de la unión anterior y la presencia de los hijos del primer matrimonio constituye un testimonio vivo de esta historia. La nueva pareja puede sentir celos de estos hijos, con quienes tiene que compartir a su pareja. Puede suceder que la persona se sienta forzada a elegir entre sus hijos y su nueva relación, elección que es imposible, porque a los hijos no puede ni debe renunciar. O también puede sentir que está traicionando a sus hijos porque esté armando o haya armado una nueva relación.

Los hijos del primer matrimonio pueden sentir que deben expulsar a” la intrusa, o al intruso,” porque tienen la fantasía de que si no fuera por estas personas, sus padres podrían estar nuevamente juntos. Además sienten que la presencia de esta persona les ha sido impuesta, sin ser consultados, y sin poder elegir.

Si en la nueva familia se arman bandos, o lo que podemos llamar “organizaciones dualistas”, es decir, los unos contra los otros, el nuevo vínculo de pareja se afecta enormemente y a veces se destruye finalmente.

Cuando se trata de dinero estas situaciones pueden transformarse en verdaderas guerras, donde todos salen perdiendo.

Conflicto de lugares y funciones

Con frecuencia se comete el error de presentar la nueva pareja como si fueran el papá o la mamá de los hijos anteriores. En realidad, la nueva pareja no es el papá ni la mamá pero con frecuencia tiene que ejercer las funciones de papá o mamá, por ejemplo, de contener, dar afecto o poner límites, y más aún atender las necesidades básicas de hijos pequeños o no tan pequeños. Cada uno de los miembros de la pareja puede resentir que el otro regañe a sus hijos, o resentir que no se meta con ellos, y esperar que tengan una buena relación sin que se den el tiempo y las condiciones para esto. Los hijos a su vez pueden sentir como si “tuvieran dos madres o dos padres”, que traicionan a uno de los dos si sienten afecto por la nueva pareja de sus padres. A veces los hijos no tienen muchas veces claro cuál de los dos es el suyo, si deben elegir por uno de los dos.

Para los hijos, tener dos casas, dos hogares, el del padre y el de la madre, significa tener que adaptarse a dos sistemas familiares distintos. Significa aceptar que tienen dos familias con distintas características, distintas reglas, distintas maneras de vivir, distintas maneras de ejercer la autoridad, los límites, distintas maneras de dar afecto, en fin, aceptar que estas familias están conformadas por distintos seres humanos, lo cual no quiere decir que una organización sea mejor que la otra.

 

Los hijos pueden experimentar un conflicto de lealtades

Los hijos pueden sentir un conflicto de lealtades. Si aceptan a la nueva pareja de uno de los padres sienten que traicionan al otro. Y si no la aceptan esto se tacha como rebeldía y traición hacia el padre que se ha organizado nuevamente. Otras veces quedan en la situación imposible de dar su veredicto de aceptación o rechazo a la nueva pareja. Y por último pueden servir de intermediarios o correos entre las dos familias, situación que los carga de ansiedad y de conflictos.

En otras situaciones desafortunadas los hijos no caben en la nueva estructura y son dejados a los abuelos. Pierden así al padre y a la madre, y se van a vivir a una casa que no es la suya con el consiguiente desarraigo.

Los hijos enfrentan el peso de enfrentar las tareas propias de su edad más el peso de adaptarse a una nueva familia

Por ejemplo, los adolescentes deben enfrentar las tareas de alcanzar mayor autonomía y distanciamiento de los adultos, y al mismo tiempo tienen que crear lazos de unión con la nueva pareja de sus padres.

Los nuevos hijos cargan con el peso de sostener a la nueva pareja

Los hijos de las nuevas uniones cargan con el peso de sostener a la nueva pareja, como eje de unión entre las dos familias previas y con la culpa por tener papá y mamá cuando sus hermanos tienen al uno, pero no tienen al otro.

La exclusión en las familias ampliadas

Es frecuente que en las familias ampliadas se exacerben los celos o la rabia, a partir del sentimiento de exclusión que se experimenta. Se revive la conflictiva edípica. La nueva pareja se siente excluida de la relación de su pareja con su primera pareja. Esta se puede sentir excluida y celosa de la nueva relación de su pareja, y los conflictos no resueltos por la separación encuentran ahí un terreno abonado para desplegarse. Los hijos de la primera unión se sienten excluidos de la relación de sus padres con sus nuevas parejas. Las nuevas parejas se sienten excluidas de la relación de sus cónyuges con sus hijos.

Todo esto hace que se incremente el malestar, los conflictos, los celos, los reclamos, las confrontaciones y a veces la violencia. Se llega a solicitar imposibles como por ejemplo que la madre elija entre sus hijos y su nuevo marido, que la nueva pareja acepte sin objeción una relación de amistad entre los miembros del primer matrimonio, que en las dos familias se maneje el tema de la autoridad, o del dinero de la misma manera, etc.

Si la relación previa y la separación han sido problemáticas la nueva pareja se verá enfrentada a situaciones conflictivas previas. Si la separación ha sido armónica las nuevas parejas no tendrán que cargar con conflictos anteriores y su construcción vincular transitará por caminos menos difíciles.

El espacio habitacional

Entendemos por espacio habitacional la casa en la cual transcurre la vida de las parejas o de las familias. En este espacio se despliega la dinámica inconsciente de las parejas y de las familias.

En la casa y en la forma de habitarla se ponen en evidencia las relaciones, los conflictos, los proyectos, las ilusiones y los lugares de cada uno.

En las familias ampliadas el espacio habitacional adquiere unas características propias. ¿Cómo vive la pareja y la familia este nuevo espacio? ¿Cómo es usado por la nueva pareja, por los hijos de las parejas anteriores?¿Cuál es el lugar en la mesa, en la cama, en los espacios recreativos? ¿Las parejas anteriores tienen acceso a esta nueva casa? ¿Los hijos de las uniones anteriores pueden entrar al dormitorio de la nueva pareja?

En algunas familias, los hijos de las anteriores relaciones tienen “prohibido” entrar a la habitación de la pareja, o comer lo que hay en la despensa. Otras veces la pareja anterior entra a esta casa como si todavía le perteneciera, etc, etc.

Esta temática es compleja y no hay recetas. Solamente el respeto mutuo, el diálogo y un intento de comprensión profunda de las dificultades y de las ansiedades que esta temática genera podrán permitir una aproximación al manejo más adecuado de esta temática.

El dinero

El manejo del dinero, al igual que el espacio habitacional, está marcado por aquello de “los míos, los tuyos y nos nuestros”. Difícil demarcar que es de quien, algunos se aferran a la ley, otros al criterio de justicia, otros finalmente a la historia, o a quien necesita más por estar más desprotegidos.

La nueva pareja puede decidir o no tener bienes en común, lo cual a la larga implica la temática, nunca suficientemente clara, quien heredará los bienes adquiridos por la nueva pareja. Celos, sensación de despojo, son frecuentes en este tipo de familias. Y la expectativa de la enfermedad o muerte de uno de los dos plantea situaciones tales como quien y con qué derecho se quedará en el domicilio conyugal.

Buscar una asesoría psicológica y legal puede ser una vía para encontrar salidas mejores, si no optimas, para este tema.

 

¿Cuál es la familia?

Nuevas familias: intento de unión de dos familias previas

¿Cuál es la familia? Para cualquier familia delimitar los bordes de lo que la familia es una tarea difícil. Separarse de sus familias de origen, y armar una pareja es una de los retos de toda pareja.

En las familias ampliadas esta cuestión es aún más difícil. Será “mi familia” aquella nueva, conformada -como se dice coloquialmente- por “los mios, los tuyos y los nuestros”? ¿Y qué sucede con la familia anterior, que se ha visto rota por la separación? ¿Qué pasa con los vínculos con los suegros, con los cuñados, con aquellos familiares de la anterior pareja?

En estas situaciones se dramatiza el conflicto de poderes en la pareja. Se hará como en mi familia o se hará como en la tuya. Muchas veces los narcisismos, la dificultad por aceptar la diferencia, se enfrentan y se hace imposible o muy dificil la construcción vincular.

Otras veces, las nuevas familias logran con generosidad y paciencia armar relaciones, que son satisfactorias, si no perfectas, porque, bueno es decirlo, relaciones perfectas no existen.

Duelo por la familia ”intacta” o “perfecta”

La familia ampliada está signada por una ruptura previa, que se hace más evidente en ciertas circunstancias, como eventos familiares importantes, por ejemplo el grado o matrimonio de uno de los hijos, los cumpleaños, las navidades y/o el día de la madre. Especialmente en esas circunstancias se replantean viejos conflictos, añoranzas respecto a la idea de “familia intacta” y “perfecta”.

Es importante anotar que familias perfectas no existen. Existen parejas o familias que se llevan más o menos bien, que se quieren, que se apoyan, que se comunican, donde circula la solidaridad y la ternura. Pero eso es bien diferente de afirmar que hay familias perfectas, aunque se trate de las primeras uniones.

Pero en las familias ampliadas, el ideal de una familia sin fisuras, sin separaciones, se hace más patente, y el duelo por esa familia ideal se materializa de muchas formas especialmente en circunstancias familiares que requerirían la “unión familiar”. La añoranza por la familia “como debe ser” de acuerdo a ideales propuestos por la sociedad ha de dar paso al duelo por aquello que se perdió y aceptar que nada será como antes, pero eso no quiere decir que esto sea mejor ni peor, simplemente distinto.
Algunos comentarios finales

A pesar de movernos en una sociedad donde el divorcio y los nuevos matrimonios se aceptan desde la ley, los prejuicios alrededor de este tema producen sufrimiento dentro de estas organizaciones familiares.

La toma de conciencia de esta compleja dinámica puede a ayudarnos a todos a identificar las características de una problemática que con frecuencia es negada o desmentida por los protagonistas y por la sociedad en general.

Solo el amor, el respeto por las diferencias, la comprensión de la complejidad de estos procesos, la tolerancia hacia las dificultades propias y ajenas puede permitir construir vínculos más satisfactorios.

 

 

 

ANEXO

 

Algunas Cuestiones para Tener en Cuenta

Con respecto a las Relaciones de Pareja

– No existen matrimonios ni relaciones de pareja perfectas. Para vivir en pareja es necesario aceptar al otro como diferente, de mí, o de cómo me imagino que tiene que ser.

– La pareja no puede asumir el papel de llenar todas nuestras carencias. “Una pareja no sirve para todo”. Puede acompañarnos en la tarea de crecer emocionalmente.

– No todas las personas deciden, quieren o pueden vivir en pareja. Es importante saber que hay muchos prejuicios acerca de este tema, en un mundo “donde estar en pareja” parecería la única opción posible.

– Vivir en pareja es una de las opciones de la vida actual, pero también lo es no tener pareja, tener una pareja del mismo sexo, formar una familia homoparental o monoparental. Son las opciones de la diversidad.

Con respecto a la Separación

-La separación es una responsabilidad de dos personas. No se culpe ni culpe a otros por eso. Trabaje en comprender lo que ocurrió, para que pueda eventualmente perdonar y sanar rencores que le hacen daño.

-En la medida en que asuma su responsabilidad podrá hacer el duelo por lo que ha perdido, y sentar unas mejores bases para el establecimiento de una nueva relación.

-La separación es un proceso. La primera fase se relaciona con el desapego mutuo o por la conclusión que esa relación ya no tiene futuro. La segunda fase se relaciona con el corte propiamente dicho. A veces ese corte no se hace adecuadamente y los cónyuges siguen pegados el uno al otro, sin poderse separar definitivamente. La tercera fase se relaciona con el reconocimiento frente a los otros significativos que la separación ya es un hecho.

-La separación es una de las experiencias más difíciles en la vida de una persona y requiere un duelo que toma tiempo y un proceso interno de aceptación y reconciliación.

Con respecto a Separación y los Hijos

– A veces la persona se siente tan dolida con la separación que pone a los hijos en el medio del conflicto, o no los vuelve a ver. Aclaremos que la separación es de la pareja conyugal no de la pareja parental. Los cónyuges pueden separarse como pareja, pero siguen ligados como padres de los mismos hijos.

– La responsabilidad respecto a los hijos no se anula con la separación. Algunas personas se desentienden de los hijos de las relaciones anteriores porque les resulta muy doloroso verlos, o porque no quieren tener que ver con su ex-pareja. Esto afecta profundamente el desarrollo de los hijos, que se sienten abandonados e inseguros.

– Los hijos tratan de unir a sus padres, aun cuando estos hayan formado pareja. Les resulta muy difícil renunciar a la fantasía de que vuelvan a estar juntos como antes. Los niños pueden presentar problemas en el colegio, problemas de conducta, o enfermarse o accidentarse para que sus padres se junten. Por supuesto que esto no es consciente.

– Algunas veces los hijos son entregados a los abuelos o a otros familiares quienes jamás pueden suplir el vacío paterno o materno. Los hijos se quedan sin hogar y sin sus padres, lo cual les ocasiona inseguridades y les afecta su desarrollo emocional.

– La aceptación del dolor y la rabia que genera la ruptura de la pareja en los hijos, permite a estos elaborar el duelo por lo perdido. Los hijos no pueden denigrar a sus padres y mucho menos elegir entre uno de los dos. Hace mucho daño a los hijos quedar entre dos fuegos.

-Explíquele a sus hijos que Uds. dejaron de amarse, pero que esto no significa que los hijos los van a perder. Estos siempre podrán contar con su papá y su mamá.

-Los hijos tienen muchos interrogantes acerca de la separación de los padres, pero no se atreven a preguntar. La comunicación abierta y clara acerca de lo que ocurre es una alternativa viable para hablar de los conflictos familiares.

– Diga la verdad. Los secretos y las mentiras confunden aún más a los hijos. Eso no significa entrar en detalles íntimos que no les conciernen.

-Cuando dé alguna información, pregúntese sinceramente que tipo de mensaje está dando, y si esta actitud es beneficiosa para sus hijos y para su ex- pareja.

-Por favor, no denigre. No dé mensajes ambiguos o incompletos acerca de lo que ocurrió o acerca de las situaciones actuales. Estos mensajes confunden a los hijos y hacen la situación aún más penosa.k

Con respecto a su ex- cónyuge:

Propicie una comunicación clara en lo que se refiere a aquello que tienen en común: sus hijos, o algunos intereses de tipo económico.

No utilice a sus hijos como mensajeros o intermediarios. Esto coloca a los hijos en una situación muy penosa.

-Si Ud. no vive con sus hijos, asuma una cierta rutina para que sus hijos sepan cuando lo van a ver, y que pueden contar con Ud. Esta puede ser una oportunidad para desarrollar una mejor relación con ellos que la que tenía cuando vivían juntos.

-No cobre a los hijos las cuentas pendientes con la pareja ni los culpe por lo que ocurrió o por lo que ocurre. Ellos no son responsables de la situación y no pueden ayudarlos.

-No les creen a sus hijos falsas expectativas respecto a una reconciliación.

Con respecto a las Nuevas Parejas

– Después de la separación las personas pueden querer armar nuevas relaciones. La soledad es mala consejera. Dese un tiempo para sanar las heridas antes de comenzar una nueva relación.

– No involucre a sus hijos en estas nuevas relaciones a no ser que piense que es una relación sería y que tiene alguna continuidad.

– El temor a la soledad puede llevarlo a entablar relaciones poco maduras, y a tratar de enmendar errores previos repitiendo las mismas historias. – Ponga límites. Reflexione acerca del precio que paga por sostener a toda costa una relación dañina o poco satisfactoria.

-Exprese su amor a su nueva pareja y dígale cuánto aprecia esta relación. Sea sincero.

-Tome conciencia de la forma en que su relación anterior afecta esta nueva.

-Dialogue con su pareja acerca de sus expectativas y sus dificultades de esta nueva situación

-Sea respetuoso de los sentimientos que genera construir una nueva pareja y una nueva familia

-Acepte que cada uno tiene un pasado que debe ser respetado.

Con respecto a las Nuevas Familias o Familias Ampliadas y los hijos

-En las familias ampliadas, las nuevas parejas desempeñan la función de papá o mamá de los hijos de su pareja. Pero no son ni el papá y la mamá ni pueden reemplazarlos. Esta nueva relación se construye poco a poco. Los límites y las nuevas formas de convivencia se irán construyendo poco a poco.

– No espere que su nueva pareja asuma la tarea de poner límites o disciplinar a sus hijos Hágalo Ud en lo posible. Esto evitará confrontaciones inútiles y confusiones respecto a la autoridad. Poco a poco su nueva pareja podrá convertirse en una figura de afecto y autoridad, sin que eso signifique reemplazar al padre ausente.

-No pretenda hacer una familia grande sumando su familia anterior con la que tiene ahora.

– En lo posible, no se precipite. Tome en cuenta que construir una nueva familia implica tiempo y esfuerzo. Son muchos los elementos que entran en juego.

-En las familias ampliadas es normal que sus miembros sientan celos unos de otros, y es normal sentirse excluidos. La construcción de los lazos afectivos entre los miembros de las familias ampliadas requieren tiempo, respeto por las diferencias, y mucho dialogo.

– En las nuevas organizaciones familiares la nueva pareja puede exigirle a su pareja entregar a sus hijos a padre o a la madre, que a su vez tiene otro hogar. Piensa con esto solucionar los problemas de convivencia. Analice a fondo esta propuesta y piense que no se puede elegir entre el hijo y la nueva pareja. Son relaciones diferentes pero la responsabilidad con los hijos está en primer lugar. Reflexione cuidadosamente que es lo que lleva a su pareja a hacer esta solicitud y qué lo lleva a Ud. a aceptarla.

Si Ud. ama verdaderamente a su pareja y a sus hijos acepte que esa nueva situación es difícil para todos. Ud. toma la decisión de volverse a casar o de unirse a alguien, pero esa decisión los afecta a sus hijos directamente. Acoplarse a esta situación implica tiempo, paciencia y mucho amor.

-No confunda los lugares: su pareja no reemplaza al padre o a la madre de sus hijos. Ellos tienen papá y mamá, y ese lugar debe ser respetado.

– No le exija afecto a su nueva pareja hacia sus hijos. Lo que si puede esperar es respeto. El amor, la comprensión, el tiempo, la comunicación, y la tolerancia por las diferencias permitirán establecer una relación sólida entre su nueva pareja y sus hijos

-Propicie espacios de encuentro con sus hijos, donde no esté con su nueva pareja. Muéstreles su afecto. Cuando usted arma una nueva pareja, los hijos pueden sentirse desplazados y con frecuencia rabiosos. Piensan que han perdido su amor y por eso se comportan de una manera agresiva.

-Dialogue con su pareja y con sus hijos acerca de las dificultades que están enfrentando y las ansiedades que estas despiertan. Comparta con ellos sus ambivalencias, sus temores. Sea lo más claro posible respecto a sus proyectos. Las medias palabras y las actuaciones solo crean malentendidos y resentimientos. Solo el dialogo sincero, la voluntad de aceptar las diferencias son una base sólida para construir estos nuevos lazos familiares.

Una última reflexión

– El amor, la aceptación del otro con sus características y el respeto por las diferencias son la puerta de entrada hacia la construcción de vínculos más satisfactorios.

 

 

 

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