Rememorando luz de gas, Jornadas 2015

REMEMORANDO LUZ DE GAS (GASLIGHTING)- VINCULOS ASIMETRICOS Y VIOLENCIA[1]

Myriam Alarcón de Soler[2]

ABSTRACT

A partir de un caso clínico, indago el fenómeno llamado Gaslighting o Luz de Gas, que hace referencia al fenómeno de alienación que ocurre en la película de este nombre, entre el protagonista, un hombre ambicioso y narcisista y su esposa a quien intenta volver loca. En la actualidad algunos autores han profundizado el tema a partir de la psicopatología del perverso narcisista y el tipo de vínculos que construye. Se incluyen algunas reflexiones acerca de la indicación terapéutica.

La clínica

Asiste a la consulta una mujer, Isabel, profesional de 38 años. Es ejecutiva de una empresa importante, y ha tenido múltiples logros académicos y profesionales. El motivo de consulta, como lo expresa, es que a raíz del rompimiento de una relación afectiva que duro 13 años, no ha podido hacer ninguna relación ni afectiva ni sexual. Se encuentra completamente desmotivarla para iniciar una relación, no tiene deseo sexual y como congelada en sus afectos. Dice que tiene muchos amigos hombres, pero que cuando uno de ellos se le acerca para conquistarla, ella inmediatamente lo rechaza, y que es ella la que quiere tener la iniciativa.
Ha tenido múltiples terapias, de diversos tipos, e incluso tuvo tratamientos psiquiátricos cuando acabó esta relación que fue tan importante y tan dolorosa, y que cuando terminó sintió “como si le arrancaran la piel”. Esta relación estuvo caracterizada por una atracción sexual muy fuerte, un sometimiento absoluto a los deseos de esta pareja, Iván, “un hombre egocéntrico, atractivo y particularmente narcisista”. Para él lo único que interesaba era sus necesidades, hijo único de una madre condescendiente, que le llenaba todas sus necesidades económicas, y que estaba dispuesta a cumplir todos sus caprichos.

Isabel relata que en esa relación fueron novios, pareja, amantes, incluso viajaron un año por el mundo. Durante todos estos años la relación transcurrió en un estado de alerta y de incertidumbre. Iván miraba otras mujeres, con quienes coquetea abiertamente, haciendo sentir a Isabel fea e inadecuada, la ignoraba cuando iban a reuniones, y cuando Isabel reclamaba, Iván le decía, que porque iba a estar con ella en estas reuniones, que no sabía de qué estaba hablando, que para eso estaban juntos todo el día. El decidía cuándo y cómo se veían. Cuando estaban solos la relación era idílica. Si Iván se molestaba por algo que nunca era claro, podía desaparecer por días o semanas, durante las cuales Isabel siempre esperaba que apareciera, paralizada en esta espera, y preguntándose en que habría fallado. Tenía entonces ataques de angustia, diarrea, menstruaba, no dormía. Ella no se atrevía a llamarlo porque él no le respondía. Al cabo de un tiempo, siempre incierto, Iván volvía como si no pasara nada, lleno de amor. En ciertos momentos Isabel era capaz de tener una mirada crítica acerca de su relación pero al mismo tiempo se sentía incapaz de romper. Finalmente, hace cuatro años, después de trece años, él le fue infiel nuevamente, y ella decidió romper definitivamente, no podía aguantar más. Entró en una franca depresión. Ahora, cuatro años después, tiene claro que no quiere nada con él pero las consecuencias de la relación la acompañan…

Rememorando “Luz de Gas” (Gas LIghting)

En la literatura actual se conoce a este tipo de fenómeno como gas lighting, que hace referencia a la trama de la película clásica Luz de Gas, protagonizada por Charles Boyer e Ingrid Bergman (1944).

El argumento trata de un hombre que intenta convencer a su mujer de que está loca, manipulando pequeños objetos de su entorno e insistiendo constantemente en que ella está equivocada o está padeciendo lagunas de memoria cada vez que ella menciona estos cambios. El término parte de las lámparas de gas (gas light) que el marido usa en el ático mientras busca el tesoro escondido. La mujer avista dichas luces, y el insiste en que no son más que delirios.” (Wikipedia). La mujer, se siente cada vez más frágil, más aislada, y cree que está perdiendo la razón. Le ha entregado a este hombre todo su amor, cuando este la seduce después de morir su tía…

Gaslighting o “hacer luz de gas“es una forma de abuso psicológico que consiste en presentar falsa información para hacer dudar a la víctima de su memoria, percepción y/o cordura”. (Wikipedia). “La intención es desbalancear de manera sistemática el equilibrio mental de la víctima, minar su auto-confianza y autoestima de modo que ya no sea capaz de funcionar de manera independiente.” (Canonville (2014). Se da entre un perverso narcisista y su pareja que queda atrapada en un vínculo de alienación, maltrato y diversas situaciones paradojales.

El perverso narcisista, denominado así por el psicoanalista Paul- Claude Racamier, es la personalidad que Otto Kernberg (1987) describe como narcisismo patológico. Según Kernberg el narcisismo patológico es “un tipo específico de patología del carácter que se centra en la presencia de un sí mismo grandioso patológico… Los individuos con personalidad narcisista tienden a ser desordenadamente envidiosos de otros, idealizan a algunos, de quienes esperan abastecimientos narcisistas, y tratan con desprecio a aquellos de quienes no esperan nada ( a menudo sus ídolos anteriores.) Sus relaciones con los demás son con frecuencia explotadoras y parasitarias. Debajo de una superficie que es atractiva y simpática, se siente frialdad y crueldad.” (1987, 174-5)

El perverso narcisista busca así alguien a quien admira y envidia a la vez, a quien pueda explotar, y al final, descartar cuando ya no le sirve para sus propósitos de satisfacción narcisista. Sin embargo, estos vínculos sorprenden por su permanencia. Es difícil que se rompan porque el perverso narcisista depende de su víctima y por otra parte, la víctima se ha debilitado tanto psicológicamente,- y con frecuencia está aislada-, que no tiene la capacidad de separarse, a pesar del sufrimiento y de la insatisfacción progresiva que padece. Cuando finalmente la relación se rompe, sus efectos dejan huellas devastadoras en la víctima.

Según Alberto Eiguer (2008), los perversos narcisistas, son aquellos que bajo la influencia de su yo grandioso intentan crear un vínculo con otro, haciéndole creer que el vínculo con él es irremplazable. Buscan en el otro aquello de lo cual carecen. La víctima, por lo general perfeccionista, trata de complacerlos y de cumplir sus expectativas sin darse cuenta que la trampa está en que se trata precisamente de que estas expectativas no se llenen jamás y de sostener el estado de incertidumbre y de culpa que la va minando sistemáticamente.

Hirigoyen (2000) ha denominado este tipo de fenómeno Acoso Moral. Según ella “la relación de acoso se desarrolla en dos fases: una de seducción perversa; otra, de violencia manifiesta.” (pag.79) Racamier denomina a esta etapa “como quitar el seso”. En un principio el seductor, adula y hace sentir a la pareja como especial, única. La víctima va perdiendo la posibilidad de ver o pensar en aquello que le ocurre. “…aunque reconozca su sufrimiento, no se atreve realmente a imaginar que ha habido violencia y agresión.” (Hirigoyen, 2000, pag 16). Estas tres etapas son llamadas por Cannoville (2014) como “…las tres caras del mal: idealización, devaluación narcisística, y descarte”.

Podríamos decir que poco a poco se va conformando una relación de alienación a predominio de lo que denominó Puget (1988) “objeto único”.

  1. Aulagnier en su obra Los Destinos del Placer (1980) ha descrito la alienación como “una patología de la idealización”, mediante la cual el sujeto intenta reducir el conflicto al mínimo y evitar el sufrimiento psíquico derivado de la zona de encuentro. En los vínculos caracterizados por la alienación, el sujeto deja de tener un pensamiento propio, y queda subsumido en el pensamiento de otro, el sujeto alienante, quien se erige como el poseedor de la Verdad.

Es decir que la víctima establece con el victimario una relación de necesidad, donde la fantasía inconsciente que circula es la imposibilidad de vivir sin el objeto amado. La víctima, alienada en el discurso de su pareja, no ve sino a través de los ojos del otro, quien está colocado en el lugar del poder y del saber. Un ejemplo más actual del fenómeno de gaslighting en el cine es la película Big Eyes, Ojos Grandes. (Tim Burton, 2014). Ojos grandes que son ojos ciegos.

Se basa en la historia real de Margaret y Walter Keane, y de sus éxitos en los años 50 y 60 con las reproducciones de niños con ojos grandes, pintados por Margaret y cuyo crédito se atribuyó su marido, un tipo ambicioso y excelente comerciante. Walter seduce a Margaret, se casa con ella y la va anulando poco a poco: la hace sentir inferior, la aísla y la convence de ser incapaz de enfrentar la vida sin él. De ahí que hagamos referencia a unos ojos ciegos.

Desde el punto de vista psicopatológico podríamos pensar estos casos dentro de lo que Piera Aulagnier (1980) ha descrito como las relaciones asimétricas en las cuales la posibilidad de dar placer no es equiparable con la posibilidad de generar sufrimiento, con el agravante de que existe una condición implícita: la prohibición de dejar al agresor, puesto que dejarlo sería morir. Es una relación de necesidad donde el sujeto siente que para sobrevivir necesita del otro.

Son varias las tácticas mediante las cuales el perverso narcisista entrampa y enloquece a su víctima. Una de las armas más eficaces es el discurso paradójico. Houdoy lo resume como “decirlo todo y lo contrario de todo.” Dice falsas verdades, produce una confusión entre lo que es verdad y lo que es mentira, emplea la paradoja generando situaciones sin salida, proyecta en el otro la culpa, y la víctima, perfeccionista, la asume. Otras armas son la descalificación, la humillación, la denigración, la amenaza, el aislamiento progresivo, tácticas que muchas veces son alternadas con muestras de arrepentimiento, de promesas vanas, de ruegos que hacen creer a la víctima en un supuesto arrepentimiento. Una vez que la víctima cede y desiste de sus intentos de separarse, el círculo tanático vuelve a empezar.

Espacio terapéutico e indicación

Son muchas las cuestiones que estos vínculos plantean al terapeuta vincular. La escasa posibilidad de cambio en los perversos narcisistas torna infructuoso el trabajo vincular, y más bien, se corre el peligro de que el espacio terapéutico sea inundado  por la misma violencia que caracteriza el vínculo, lo cual plantea dificultades transferenciales y técnicas. Por una parte, el terapeuta puede correr el peligro de “involucrarse” (Rojas y Matus), en el sentido de perder su capacidad de reflexión y por otra, los funcionamientos inherentes a la patología del gas-lighting dificultan la construcción de un espacio posible donde la victimización y maltrato de uno de los miembros de la pareja hacia el otro no se instale también en el consultorio.

Estos aspectos nos cuestionan acerca de la viabilidad o pertinencia de un trabajo vincular en este tipo de vínculos. Propondría más bien considerar un trabajo individual con la víctima, que le permita ir construyendo un espacio de reflexión, de tal manera que pueda ir recuperando su capacidad de pensar, su autoestima, su narcisismo dañado y pueda irse desprendiendo de un vínculo violento, egosintónico, que se ha transformado en un vínculo de necesidad, no de deseo.

BIBLIOGRAFIA

Aulagnier, P. (1980) Los destinos del placer. Ed. Pretel.

Burton, T. (2014) Ojos Grandes. Film.

Canonville, Louise de C. (2014) The three faces of evil. Paper back, Filed underLos efectos de la gaslighting en el Síndrome de Víctimas narcisista.

Cukor , G. (1944), La Luz que agoniza. Film.

Eiguer, A. (2008) La perversión en los vínculos de pareja y familia. Subjetividad y Procesos Cognitivos, Pag. 46-60.

Fernandez de Gamboa, C. Trastorno de personalidad narcisista ( Kemberg, O. 2010) aperturas, org revista O41.

Hirigoyen, M. F (2009) El acoso moral. El maltrato psicológico en la vida cotidiana, Paidos.

Kernberg, O. (1984) Trastornos Graves de la Personalidad. Ed. Manual Moderno.

Houbert, El perverso narcisista http://callways.com/pervers-narcissique.shtml

Matus, S. y Rojas C. Transferencia e Implicación, Mesa Pensando lo vincular, AAPPG, Mayo 2015.

Puget, J. (1988) Psicoanálisis de la Pareja Matrimonial, Paidos.

Zemon Gass, G. Nichols, W. (1988) Gaslighting: A marital syndrome. Contemporary Family Therapy, Spring 1988, Vol .10, Issue 1, pp.4-16.

 

[1] Trabajo presentado en las Jornadas Anuales de la AAPPG, 2015

[2] Psicóloga, Miembro Titular de la AAPPG. Directora del Grupo de Estudios y Profundización en Terapias Vinculares. Agradezco a los miembros del grupo sus aportes y comentarios. Sylvia Afanador, Lina Bravo, Margarita Berdugo, Danilo Diazgranados, Ligia Gallego, Ma. Elvira Izquierdo, Ana Cristina Jiménez, Carolina Lozano, Elsa Mantilla, Evelyn Peckel, Marta Sarmiento, Maricel Sierra, Carmen Elisa Torres, Lucy Torres.

 

 

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