Crisis en el Vínculo Matrimonial, Revista AAPPG, 1987

CRISIS EN EL VíNCULO MATRIMONIAL 

ELINA AGUIAR**

MYRIAM ALARCON DE SOLER***

MARTA VESPOLI DE LAMBERTI****

 

INTRODUCCIÓN

En este trabajo hemos intentado analizar el concepto de crisis, particularmente en lo relativo al vínculo matrimonial.

El concepto de crisis es un concepto privilegiado en la edad moderna. Se habla de crisis en la teoría de la ciencia, crisis en la ciencias humanas, físicas y económicas, de etapas críticas, de crisis en la edad media de la vida. Nos preguntamos si podría haber evolución sin crisis y lo que parece desprenderse de la observación es que el concepto de crisis es inherente al proceso vital, y por lo tanto inherente también al proceso de desarrollo vincular.

Precisaremos en primer lugar el concepto general de crisis, y en segundo término, intentaremos esclarecer este concepto en relación con las crisis matrimoniales, desde qué parámetros pueden ser pensadas, cómo es el proceso de crisis, y cuáles serían los elementos que le permitirían a un terapeuta hacer un diagnóstico y un pronóstico más preciso del sufrimiento vincular.

Sugerimos por último, que las crisis en las parejas afectan la cotidianeidad, las relaciones sexuales, y por supuesto el proyecto vital. La posibilidad de recrear o modificar este proyecto compartido, dependerá de diversos factores, que permitirán la resolución erótica o tanática de la crisis.

 

 

CRISIS EN GENERAL

 

Precisión de conceptos

 

 

Crisis, en el Diccionario Larousse, significa: “Cambio favorable o desfavorable sobrevenido en una enfermedad. Período de manifestación aguda de una afección. Momento decisivo o peligroso en la evolución de las cosas. Falta, carencia, escasez. Conflicto, tensión. Período intermedio entre la dimisión y la formación de un nuevo gobierno”.

Tanto las crisis históricas como las humanas son “crisis de creencias” y por lo tanto equivale a penetrar en un ámbito donde reina según los casos, la desconfianza, la desorientación o la desesperación. Toda crisis es generadora de angustia que funciona como una señal de alarma activadora de los mecanismos de extinción de la misma. Se genera un estado mental con sentimientos y ansiedades complejos, y con dificultad para pensar. Su carácter crítico está dado por su dimensión plural, por la pérdida de placer de funcionamiento por la reviviscencia de rupturas anteriores, por la falta de encuadre habitual y por la confusión o indiscriminación.

 

Causas de las crisis

 

Las causas de las crisis pueden ser extremas, caracterizadas por la presencia de una situación conflictiva en el medio, ya sea que falte un objeto habitual, ya sea que se ofrezcan una pluralidad de objetos entre los cuales la elección suscita una movilización de tendencias antagónicas, ya sea la presencia de una información ambigua que moviliza en el ser humano angustia, proyección y confusión.

Las causas de las crisis también pueden estar derivadas de los cambios cualitativos que aparecen regularmente durante el desarrollo, tales como la adolescencia, menopausia, etc.

En resumen, las causas de las crisis provienen de factores que pueden provocar alteraciones en los mecanismos de regulación. Distinguimos tres momentos en el proceso de crisis: la ruptura del equilibrio, la impotencia para restablecer la integridad del proceso, y la creación de los dispositivos apropiados para superar y pensar la crisis. Si bien a los fines de la exposición dividimos las causas en externas e internas, es bien sabido que estas no funcionan separadamente sino que están íntimamente relacionadas.

 

El concepto evolutivo de crisis

 

De lo dicho hasta aquí se desprende que la experiencia de crisis es inherente al devenir de la vida humana y por lo tanto no se puede concebir este proceso como patológico. El desarrollo humano es un acontecer discontinuo que incluye rupturas, tensiones, inherentes al proceso mismo de crecimiento y evolución.

Al aplicar lo antedicho a la pareja nos preguntamos si podría haber vínculo matrimonial sin crisis. Observamos que las parejas pasan por crisis que son esperables, incluso predecibles en determinados momentos de su evolución, tales como el primer año de casados, el nacimiento o adolescencia de los hijos, la jubilación, etc.

Es en la resolución del proceso de crisis, donde puede instalarse o no la patología. La resolución favorable de la crisis permite el crecimiento y desarrollo del vínculo.

 

 

Crisis del vínculo matrimonial

 

En esta segunda parte de nuestro trabajo expondremos algunos de los conceptos básicos de nuestro marco referencial, tales como vínculo, objeto único y zócalo inconsciente. Analizaremos el proceso de crisis, sus factores generadores y su interrelación, y por último el proceso de resolución.

 

– Precisión de conceptos: vínculo, objeto único y zócalo inconsciente, Puget y Berenstein definen el vínculo matrimonial en su significado de conector o ligadura, como correlato interpersonal de una estructura mental. La pareja se constituye como una estructura vincular en la que convergen tres modelos: individuales, diádicos y socioculturales en permanente interacción, que forman una red que se transforma fácilmente en núcleo de crisis. Una pareja comparte situaciones básicas que constituyen los parámetros definitorios de la misma: cotidianeidad, relaciones sexuales y proyecto vital. Estos parámetros simultánea o alternativamente amenazados en las situaciones de crisis poniendo a prueba el equilibrio del vínculo.

En las crisis, los cónyuges se exigen mutuamente que se comporten como objeto único amparador. Podemos preguntarnos de dónde viene esta exigencia. Pensamos que cada ser humano mantiene la esperanza de encontrar aquel objeto único de la infancia, ilusorio, que le provea amparo absoluto, es decir que lo proteja contra cualquier situación de desprotección vivida como desamparo. Cuando las parejas se unen, se establece el acuerdo de ser “el uno para el otro”, es decir, de ser el objeto amparador ante el desamparo originario.

En la clínica diaria vemos parejas como modalidades infantiles de interacción que presentan la necesidad que su partenaire funcione como objeto único amparador, quedando muchas veces estereotipado su funcionamiento. En estructuras más adultas, el objeto amparador cumple la función de protector mutuo, hay reciprocidad y discriminación entre los miembros, y reconocimiento de límites yo-no yo.

 

Ejemplo 1: (objeto amparador)

 

Pablo de 36 y María de 39 se conocieron hace 10 meses e inmediatamente se fueron a vivir juntos.

Vienen a la consulta por “peleas frecuentes, no se ponen de acuerdo en diferentes cosas, él no tolera los cambios y ella no respeta o acordado”.

En el momento del encuentro el está recién separado, no tiene dónde vivir y ella tiene un buen trabajo y vive en un departamento sola. Ella le propone a Pablo que vayan a dormir a su casa. Cuando lo ha hecho empieza a ausentarse y a temer que él le haga algún daño, porque a fin de cuentas, él es un desconocido. Pablo acepta la invitación “porque se siente valorado” y que por lo tanto no puede defraudarla”.

Observamos que en la primera instancia del intercambio ella asume el papel de objeto único amparador, que lo tiene todo: casa, afecto, trabajo y él no tiene nada. Inmediatamente se invierten los papeles y él queda transformado en objeto amparador, y ella en objeto desamparado, incapaz de defenderse por sí misma.

 

Ninguna relación como el matrimonio se aproxima tanto a la intimidad padres-hijo de la primera infancia y ninguna relación procura una satisfacción tan amplia de las necesidades más elementales de unión, pertenencia, de cuidados, de protección y de dependencia como ésta.

Dice Domingo Grande: “Siendo el hombre un ser paritario desde el conocimiento de su vida, el yo está íntimamente exigido por la presencia del objeto. Su proximidad o distancia contribuyen directamente al modo como va a concebir la vida, el miedo, la muerte, la seguridad y la fe en los objetos, o la vacilación desconfiada y el desamparo persecutorio.”…y agrega: “la pareja que se hiciese fuera dependerá de la que se hubiese hecho dentro”. (D. Grande 1985).

Para comprender el proceso de crisis consideramos necesario describir el concepto de zócalo inconsciente. Es la estructura profunda, reguladora de la relación de pareja: es un organizador de la relación en sus diferentes modalidades de interacción: sexual, económica y comunicacional. El zócalo tiene representaciones objetales y vínculos entre ellas, contiene deseos infantiles insatisfechos, la problemática inherente a la nunca terminada elaboración de la diferencia de sexos, ya que en cada etapa de la vida y crisis vital ésta adquiere un nuevo sentido. Incluye también identificaciones históricas, edípicas, y representaciones socioculturales heredadas inconscientes de las normas que dan pertenencia y que requieren a su vez de acuerdos entre los mundos de la pareja, (Berenstein y Puget, 1983).

 

Ejemplo 2; (zócalo inconciente)

 

Carlos de 36 y Cecilia de 30 vienen a la consulta porque están separados hace 3 meses. El plantea como motivo de consulta “que quieren ver si pueden vivir juntos” y ella quiere “ver lo que pasó, por qué no se entendieron”. Se conocieron hace 6 años, ella vivía en una ciudad y él en otra. Durante dos años se veían esporádicamente como amigos. Fue “la mejor época de su relación”. Luego, se pusieron de novios, pero cada uno siguió viviendo en su ciudad de origen con sus padres por diversas razones. Siempre parecía surgir un motivo para no estar juntos definitivamente, aduciendo “un después de …” Finalmente, ella presiona para que se casen, o si no se va a estudiar al extranjero. El acepta. Cecilia va a vivir con él durante dos meses, pero regresa a su ciudad por motivos de estudio, a pesar de lo pactado conscientemente. Así transcurre un año donde se ven los fines de semana. Finalmente se separan.

Vemos aquí una pareja unida por el acuerdo inconsciente de no estar juntos, a pesar del deseo y del pacto consciente de estarlo. Presionados por el afuera, representado por la importancia de casarse, tener hijos, etc., y por la edad en que están, deciden casarse. Sin embargo, los vínculos con sus respectivas familias de origen, de los cuales no pueden desligarse, les impide hacer un vínculo de alianza.

A esto se agregan las dificultades de contacto de cada uno que les dificulta el acercamiento. Así, llegan a una solución de compromiso, de parecer ser una pareja sin serlo, porque los parámetros definitorios no pudieron cumplirse.

 

Proceso de crisis

 

Vamos ahora a describir el proceso de crisis propiamente dicho, tal como lo hemos representado en los cuadros 1 y 2..

Planteamos que una pareja entra en crisis cuando se ve amenazado el equilibrio de los acuerdos inconscientes, es decir, de lo que se pretende ilusoriamente del otro.

En los momentos de crisis detectamos a nivel vivencial: sentimientos de infelicidad y dolor psíquico, sentimientos de caos, sentimiento de estar ante una pérdida inminente, sentimientos de impotencia, duda, perplejidad y confusión, sensación de haber perdido la capacidad de pensar. Estas vivencias son verbalizadas por los pacientes en expresiones tales como: “No sabemos lo que nos pasa…” “No sabemos qué hacer”…”Y ahora, qué va a ser de nosotros”… “Me da pena pensar que ya no somos los de antes”…”Algo se rompió entre nosotros”.

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CUADRO 2 – MOMENTO DE CRISIS

 

Nivel vivencial        Nivel fenoménico Nivel Estructural

 

 

Infelicidad y dolor psíquico–         –Sent. de caos, pérdida inminente, Aumento de los malos enten-

didos y del reproche.

Ruptura del equilibrio vín-

cular.

duda, perplejidad     y      -Tendencia a al actuación. Desestructuración y desor-
confusión -Desacuerdo en toma de       ganización del espacio vin-
Sensación de no poder pensar        Decisiones cular.
 

 

     -Conductas estereotipadas

-Alteraciones en la vida sexual

Pérdida y/o rigidización de

las defensas

       -Regresión
     -Hijos: pacientes designados Alteración de los paráme-

tros definitorios.

-Alteración del proyecto vi-

tal.

 

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A nivel fenoménico observamos; aumento de los malos entendidos y del reproche, tendencia a la actuación en conductas tales como la infidelidad o violencia, desacuerdo en la toma de decisiones, conductas estereotipads, alteraciones en la vida sexual, aparición de síntomas en los hijos como pacientes designados, etc.

A nivel estructural se produce una ruptura del equilibrio vincular, lo que lleva a desestructuración y desorganización del espacio pareja, pérdida y/o rigidización de las defensas habituales y regresión a defensas más infantiles. En síntesis, hay alteración de los parámetros definitorios de la pareja y por lo tanto alteración del proyecto vital compartido.

 

 

 

 

Factores determinantes de las crisis (Ver Cuadro 3)

 

CUADRO 3 – FACTORES DETERMINANTES DE CRISIS VINCULARES

 

Las alteraciones del equilibrio vincular pueden provenir de diversos factores, tanto internos como externos. Estos factores inter relacionados actúan como motivos desencadenantes de crisis y pueden magnificarse o minimizarse según los casos.

Los factores externos pueden provenir del macromundo social e incluyen factores tales como crisis económicas, guerras, turismo, terrorismo de estado. Los cambios rápidos e inesperados durante el siglo XX constituyen elementos de mayor stress que han afectado el equilibrio de la estructura familiar actual, como también la multiplicidad de roles que asume actualmente la mujer.

Los factores externos de crisis pueden provenir también del micromundo social: migraciones, mudanzas, cambios de status o situación económica se suelen constituir en elementos de crisis.

Otros factores externos que afectan el equilibrio del espacio de pareja están relacionados con la familia inmediata de los cónyuges: la enfermedad, muerte o separaciones de los padres, nacimiento y desarrollo de los hijos, y enfermedad o muerte de estos.

Los factores internos generadores de crisis pueden provenir de los individuos o de la pareja propiamente dicha. Entre los primeros estarán los logros o fracasos laborales, nuevos proyectos personales o sociales, cambios o alteraciones corporales inherentes a la madurez y el envejecimiento, etc.

Entre los factores internos de la pareja se encuentran su momento evolutivo, los acuerdos inconscientes que necesitan ser modificados, las expectativas de cada uno respecto del otro, la vida sexual, etc.

Cualquiera de los factores anteriormente mencionados puede ser factor desencadenaste de crisis y su resolución dependerá del interjuego dinámico entre estos.

El diagnóstico de la crisis consistirá en detectar la incidencia de estos factores en el conflicto actual. A veces el desequilibrio vincular puede provenir de la suma de factores diversos, y otra veces, de la invasión de uno de estos factores. Para un terapeuta de pareja es tan importante tomar en cuenta lo que ocurre dentro de los cónyuges como lo que ocurre entre ellos; tendrá importancia en la valoración diagnóstica la incidencia del mundo externo. Es decir, lo intrapsíquico, lo interpersonal y lo social serán elementos dinámicos permanentemente tomados en cuenta.

 

Resolución de las crisis

 

Hemos dicho anteriormente que el concepto de crisis es inherente al desarrollo de la pareja. De la manera como se resuelvan y elaboren las mismas dependerá el crecimiento o deterioro del vínculo.

Las resoluciones de las crisis pueden ser a predomino erótico, a predominio tanático y puede haber pseudoresoluciones. Dentro de estas últimas se encuentran las que permiten recuperar transitoria e ilusoriamente el equilibrio perdido, pero indefectiblemente resurgirá la insatisfacción y el deterioro será cada vez mayor.

En la resolución tanática la capacidad de pensar se ve severamente perturbada y los conflictos se cronifican.

En una resolución a predominio erótico se recupera la capacidad de pensar, se puede poner en palabras y dar significado a las vivencias que se padecen. Esta resolución remite a la elaboración de duelos. La toma de conciencia del paso del tiempo, la toma de conciencia de los espacios compartidos y no compartidos acentuará la percepción del otro diferente y remitirá a cada uno de los cónyuges al duelo por la imposibilidad de lograr la completud fantaseada desde el enamoramiento.

 

 

RESUMEN

 

 

Crisis en el Vínculo Matrimonial

 

El concepto de crisis lleva implícita la noción de disrupción de una continuidad, un momento más o menos prolongado, donde el equilibrio anterior se rompe y emerge el conflicto. Este desequilibrio acarrea desorden, desestructuración e imposibilidad de pensar.

Las crisis en la pareja son consideradas inherentes al proceso evolutivo de la misma: A parecen en el vínculo matrimonial cuando se ven amenazados los acuerdos inconscientes que sostienen el espacio vincular. Su resolución (erótica o tanática) dependerá de la posibilidad de reformular estos acuerdos de tal manera que permita un crecimiento del vínculo.

Se explicitan las causas desencadenantes de las crisis. Se describen los fenómenos observables de una crisis y sus diferentes momentos, y se postula que este proceso es metapsicológicamente similar en todas las crisis.

 

 

BIBLIOGRAFIA

 

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