Algunas veces las crisis de pareja terminan en una separación. Para muchos es una de las experiencias más traumáticas de la vida, pero sin duda constituye una salida cuando la relación de pareja se torna insostenible por el sufrimiento que conlleva.
Uno de los sentimientos que afloran es los cuestionamientos a la propia identidad. Las personas se preguntan: ¿Quién soy yo sin mi pareja?
Como el matrimonio o estar en pareja es una condición altamente valorada socialmente, la persona puede experimentar la sensación de fracaso, de pérdida de la autoestima, y la pérdida del referente social representado por el cónyuge. Socialmente se los conocía como la “Pareja Tal”, se los invitaba en pareja, hay fiestas y reuniones para parejas, etc. Cuando la pareja no está se tiene la sensación de haber perdido un pedazo de sí mismo, llegando incluso a cuestionarse la identidad, especialmente en aquellas situaciones donde se ha dejado todo “por el otro”. Muchos llegan a pensar que para que una relación funcione hay que cederlo todo. Y de un momento a otro se pueden encontrar con las manos vacías.
Recomendaciones
Estos sentimientos son normales. Como en todo duelo, el tiempo ayuda. Trate de salir, retomar viejas amistades, haga otras nuevas, genere espacios propios de recreación o amplíe sus intereses.
No se obsesione con pensamientos negativos.
Si bien la separación es una pérdida muy importante, no significa que usted no tenga valor.
La separación es un producto de la relación entre dos personas. Asuma su responsabilidad pero no se culpe por el fracaso de la relación.
Estar en pareja no es la única forma de estar en el mundo.
Busque ayuda si siente que la necesita. Pero sobre todo valórese. Fortalezca su autoestima, busque oportunidades de desarrollo personal y aumente su conciencia de sus valores personales.