Adopción, Construcción Vincular y Espacio Terapéutico, Congreso 2011, Versión amplia

CONSTRUCCIÓN VINCULAR Y VICISITUDES DEL ESPACIO TERAPÉUTICO EN FAMILIAS ADOPTIVAS [1]

Myriam Alarcón de Soler[2] y Margarita Berdugo, Danilo Diazgranados, Ligia Gallego, María Elvira Izquierdo, Carolina Lozano, Elsa Mantilla, Marta Sarmiento, Carmen Elisa Torres[3]

INTRODUCCIÓN

Una y otra vez en las supervisiones y en el trabajo clínico observamos cierta especificidad en la construcción de los vínculos en familias adoptivas en lo referente a la tramitación de la filiación. Estas vicisitudes hacen presencia en la construcción del dispositivo terapéutico, en el lugar del analista y en los obstáculos que lo atraviesan.

En la transferencia se escenifican la circulación del abandono y la labilidad vincular y/o la demanda excesiva, dando lugar a situaciones paradojales.

EL PAR ADOPCIÓN- FILIACIÓN

En la construcción de los vínculos familiares se conjugan un factor biológico compartido con la convivencia y con ciertos referentes históricos comunes, que se entrelazan en la certeza de pertenecer a una misma matriz relacional. En las familias adoptivas el vínculo de sangre ha sido cortado y su ausencia tiene efectos en su representación.

Hablamos del par adopción- filiación puesto que el primero determina la existencia del segundo. Adopción proviene del latín adoptare, ad- optare, un “hacia”, un “antes” o en “dirección a una opción” (Bello Quiroz, 2008). Opción que se realiza de forma consciente, estableciéndose un lazo donde alguien es designado como hijo y otro como padre. La adopción, como acto consciente, va precedida por la adopción de una elección que conlleva un proceso que no siempre da lugar a pensar las dificultades inconscientes inherentes al proceso ni implica consciencia de la dimensión del deseo de filiar. La filiación objetiva correspondería más al deseo consciente de adoptar y la filiación subjetiva se relaciona más con el deseo inconsciente y con las condiciones de la estructura adoptante[4].

FILIACIÓN COMO ADOPCIÓN SUBJETIVA

Bello Quiroz (2008) considera la adopción subjetiva como ese proceso de filiación que trasciende el engendramiento biológico. Propone tres formas de filiación: la primera fundada en el nacimiento biológico; la segunda tiene como escena el apego del sostén materno; la tercera se escenifica en la adopción simbólica característica del reconocimiento parental, momento constitutivo que posibilita la realización de una elección de objeto. En este último momento, el yo se podrá reconocer como otro, y a partir de ello establecer nuevos lazos vinculares. Es allí donde se da paso a la subjetivación, condición de la filiación subjetiva.

La filiación en la adopción se posibilita en la medida en que se de un lugar simbólico al hijo y cuando, en palabras de Rotenberg (2004), se “anida extrauterinamente” ese hijo.

DEL PAR ADOPCIÓN-FILIACION A UN VÍNCULO SUBJETIVANTE:

Algunos ejemplos:

En una sesión familiar una madre comenta “Él (el padre) fue el que la trajo (a la hija adoptada de 18 años) y a mí me ha tocado tenerla.”

Un niño jugando con una moto dice “cuando sea grande quiero ser policía para perseguir y castigar a los ladrones de niños”. Fue un juego recurrente en la terapia, ahora quiere ser investigador.

 

En la película “Madre e Hija”[5] la hija va rompiendo a lo largo de su vida con aquellas personas con quienes podría llegar a vincularse de manera profunda. La desconfianza y el temor la mantienen en el resentimiento, la culpa y un sino donde circula el abandono.

 

La violencia surge como consecuencia de situaciones paradójicas que no dan salida.

La adopción, como acontecimiento, está antecedida por las historias de los sujetos del vínculo. Diversos factores inciden en la construcción de la vincularidad, uno de los cuales remite a lo que falta, a lo que no es, a lo que no está [6]. Circunstancias diversas acentúan lo incierto y remiten a vacíos no posible de ser pensados: vacío de información, de palabras, duelos, ruptura en el niño de un vínculo con su madre biológica[7] y un extrañamiento de una cadena generacional. Vacío en la pareja que propone interrogantes acerca de su deseo de procrear y de su infertilidad cuya determinación es compleja.

Dice una paciente “a mí me duele más la infertilidad de la pareja en la comunicación y en el acuerdo que la infertilidad biológica”.

Duelos por lo que no ha sido posible, por los procesos frustrados de fertilización[8]. Será un encuentro donde convergen “la sombra hablada”[9] con que la pareja anticipa el advenimiento de ese hijo adoptivo y un niño real, ya marcado por una ruptura básica.[10]

Dice un padre en la consulta “tengo un hijo adoptado, Martín…Después de mucho desgaste, y de mucho dinero, perdimos dos embriones de casi 4 meses. Nunca se supo que causó todo esto. Finalmente decidimos adoptar. Al los tres meses, nos dijeron que el bebé estaba listo y que debíamos recogerlo antes de diez días….Al poco tiempo nos separamos…”

La frase “Nunca se supo que causó todo esto” condensa los aspectos no pensados que atraviesan la relación de pareja, la infertilidad, los duelos y finalmente la adopción.

VICISITUDES DEL ESPACIO TERAPÉUTICO:

Circulación del Abandono

En el espacio terapéutico circula el abandono: junto con la demanda intensa por parte de los pacientes, el vínculo terapéutico se puede cortar de manera abrupta e inesperada. Desde la contratransferencia el espacio terapéutico se percibe como frágil y el “temor al abandono” está presente. La interrupción del tratamiento parecería confirmar lo temido.

En una consulta inicial los padres relatan las dificultades escolares que han tenido con su hija adoptada. La palabra usada al final de cada episodio es “la retiramos” significante que estuvo presente a nivel consciente durante todo el proceso obstaculizando la construcción del vinculo terapéutico.

Labilidad Vincular y Demanda Excesiva

Con frecuencia los terapeutas relatan la sensación de estar desbordados por las demandas de las familias adoptivas. La sensación de vacío se materializa en la sensación de que ni el tiempo ni el afecto alcanzan. El terapeuta oscila entre la sensación de vacío y la sensación de ser vaciado. Se conjugan aquí la demanda y la carencia.

Ana, de seis años, es traída frecuentemente quince minutos antes de la hora. Reclama a la terapeuta que ésta no la quiere atender y que siempre tiene que esperarla. La terapeuta experimenta la necesidad de explicarle una y otra vez por qué se demora, explicación infructuosa ante la exigencia de la niña”.

Así, la transferencia parece tomar dos modalidades: labilidad vincular,- precariedad y falta de instalación– o demanda excesiva. En la primera predomina el acting-out, y en la segunda el reproche y la insatisfacción.[11]

Mitos

Los mitos surgen como relatos que intentan llenar un vacío de información acerca del origen o encubrir temas de los que no se habla. Estas versiones míticas obturan la curiosidad y se presentan como mecanismos defensivos frente a las ansiedades de despojo y la vergüenza que puede acarrear la adopción.

“Era hijo de una familia de abolengos”

Su mamá era muy pobre y no pudo criarlo.”

Secretos

Los secretos pueden surgir como un intento de silenciar temáticas relacionadas con las condiciones en que se produjo la adopción o la entrega del niño adoptado. El terapeuta puede quedar atrapado en la imposibilidad para pensar o para hablar sobre lo que piensa.

Rocío se embaraza a los 17 años de un novio descrito por ella como “nada que ver”. Por motivos religiosos no aborta y decide entregar su hijo en adopción, a una familia “pudiente y católica”. Ella consulta “por otra cosa”. “Nada que veres un significante que queda transformado en “Es mejor no ver, no puedo ni quiero ver”.

Así, los secretos y las ansiedades acerca de temas temidos se van dejando al tiempo sin elaboración. Pueden aparecer sintomatologías psicosomáticas cuyo origen resulta incierto. Otras veces, al descubrirse aquello que se ha ocultado, surgen reproches, la sensación de traición y la idealización y/o búsqueda de los padres biológicos.

CONSTRUCCIÓN VINCULAR Y POSIBILIDADES DE REPARACIÓN: TRAMITACIÓN DE LA FILIACIÓN

Hemos hecho hasta aquí un recorrido acerca de la especificidad de los vínculos de familias adoptivas y algunas de las vicisitudes en el espacio terapéutico donde se evidencian las dificultades en la filiación y la circulación del abandono. Nos resta ahora preguntarnos acerca del lugar del analista y cuales podrían ser las reflexiones que nos permitan construir un espacio terapéutico, capaz de alojar esas vicisitudes.

¿Cómo transformar las dificultades para pensar en la posibilidad de producir hechos nuevos y resignificar una problemática que se expresa fundamentalmente en las categorías de lo que no está?

Sostener el encuadre terapéutico requerirá hacerle lugar a la circulación del abandono, y a las situaciones paradojales en las que coexisten la demanda excesiva y la labilidad vincular. Hacer lugar para simbolizar lo no simbolizado-actuado, poner palabras a lo silenciado y hacer pensable lo no pensado. Este ir haciendo permitirá una lenta construcción del proceso de filiación.

Bibliografía

Alarcón, M., Gutiérrez, M. y Gallego, L. (2010). Secretos, Vínculos y Contratransferencia. Congreso Fepal, Bogota.

Aulagnier, P. (1988). La Violencia de la Interpretación. Amorrortu.

Bello Quiroz, A. (2008). Filiación y Adopción: Intersecciones entre el Psicoanálisis y el Derecho. México. http://www.cartapsi.org/spip.php?rubrique11

Bollas, C. (2010). La Sombra del Objeto. Amorrortu.

Ferrandez Miralles, E. (2008). Adopción y Parentalidad. Rev.CPM, No. 16, http://www.centropsicoanaliticomadrid.com/revista/16/art_5.html

Gaspari, R., Rajnerman, G y Santos, G. (1994). Estructura y Acontecimiento: La pregunta por el origen en la familia adoptiva. Rev. AAPPG, 2.

Giberti, E. y Chavennau de Gore, S. (2006). Adopción y Silencios. Suramericana.

Giberti, E. (2010). Adopción Siglo XXI. Ed Suramericana.

Goldstein, M. (2003). Adopción y ética psicoanalítica, http://www.elsigma.com/site/detalle.asp?IdContenido=3220

Mendilaharzu, G. et al. (2001). Los hijos de la fertilización asistida. Suramericana, Buenos Aires.

Missenard, A. (l991).Introducción: registro de lo negativo en nuestros días”. Lo Negativo. Amorrortu.

Monserrat Femenía, A. y Muñoz Guillén, M. (2004). “El abordaje terapéutico con familias adoptantes: Nuevas formas de parentalidad”. XXII Congreso Nacional de SEPYPNA, Bilbao.

Rajnerman, G. y Santos, G. (2010). Sistemas de Parentesco: diversos modos de filiación.

Reyes Garcia, M.( 2003). Una Lectura psicoanalítica del proceso de Adopción, XIV Congreso del CPM, Málaga.

Rotenberg, Eva (2004): Adopción. El nido anhelado. Lugar Editorial, Buenos Aires.

[1] [1]Trabajo presentado en el XIX Congreso Latinoamericano de FLAPAG, Buenos Aires, 2011.

[2] Miembro Titular y Corresponsal en el exterior AAPPG. Coordinadora Grupo de Estudios y Profundización en Terapias Vinculares. myriam.alarconj@gmail.com

[3] Miembros del Grupo de Estudios y Profundización en Terapias Vinculares.

[4] Concepto de Goldstein (2003) para explicar todos los factores determinantes en el proceso de adopción: padres donantes, institución mediadora, aspectos jurídicos entre otros y lo inconsciente de todos estos.

[5] García, Rodrigo. 2010

[6] Missenard,A. “Introducción: registro de lo negativo en nuestros días”, l991.

[7] Eva Giberti las denomina madres excluídas (2006)

[8] Los efectos de esos procesos en la pareja han sido ampliamente descritos por G. Mendilaharzu(2001)

[9] Aulagnier, P. (1988)

[10] Bollas, C. (2010) habla de “lo sabido, no pensado”. Las personas traen en la estructura de su yo memorias de su vivencia de “ser el objeto de la madre y del padre” que no están a nivel de pensamiento, sino como determinantes de su sentido de Ser o No Ser.

[11] Agradecemos a la Lic.Gloria Mendilaharzu este aporte.

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