Crisis en las parejas (II) La adolescencia de los hijos
En la última entrega habíamos hablado de las crisis evolutivas, como cambios que se dan en las parejas ocasionadas por el normal devenir de la vida. Habíamos hablado de dos: crisis del primer año, y crisis por el nacimiento de los hijos. Hoy hablaremos de la crisis ocasionada por la adolescencia de los hijos.
Cuando los hijos llegan a la adolescencia, la pareja se enfrenta a una serie de retos: por un lado, se ven confrontados con su propio envejecimiento. Ya no se ven tan jóvenes y a veces surgen sentimientos de rivalidad que se expresan en competencia entre el papá y el hijo o la mamá y la hija. Otras veces se buscan relaciones sexuales o afectivas por fuera del vínculo para reasegurar la propia valía. Esto complica mucho más las cosas.
La sexualidad de los hijos genera ansiedades acerca de temas no resueltos de la propia sexualidad de los padres. Algunas veces se toman actitudes erradas que incrementan los problemas: se intenta controlar en exceso o se es demasiado permisivo, lo cual tiene como efecto que la diferencia entre generaciones se borre y los padres se asemejan a hermanos de sus hijos. Esto, en lugar de aclarar, confunde. Los padres deben tener cercanía afectiva con sus hijos, diálogo, pero no son amigos de sus hijos en el sentido de ser pares o camaradas. El lugar de padres significa, educar, dirigir, orientar.
La pareja, con frecuencia desbordada por las demandas que conlleva la educación de los adolescentes, se culpabiliza mutuamente acerca de las causas de los problemas de los hijos, situación que por supuesto agrava el problema.
Otras veces se recurre a la violencia o a los insultos como un intento fallido de controlar a los adolescentes.
Algunos puntos para reflexionar:
¿Que significa para usted que los hijos hayan crecido? ¿Cuales son las ansiedades que la sexualidad de sus hijos le despierta? ¿Qué teme? ¿Cree que la forma en la que está abordando la adolescencia de sus hijos es la correcta? ¿Cómo ha incidido la adolescencia de sus hijos en la vida familiar? ¿Cree que valga la pena solicitar ayuda psicológica?
Recomendaciones
Hagan frente común frente a las directrices, aún si no están de acuerdo.
No involucre a sus hijos en los problemas de parejas. Sus hijos no pueden ser ni sus cómplices, ni sus aliados, ni sus consejeros.
Promueva el diálogo con sus hijos. Respete su intimidad. Cuídelos y trate de estar presente.
No olvide a su pareja: busque espacios para compartir diferentes de la vida familiar.