PRECISIONES TERMINOLOGICAS DE LOS CONCEPTOS BASICOS DE LA PERSPECTIVA VINCULAR PSICOANALÍTICA[1]
MYRIAM ALARCON DE SOLER
ENERO , 2015
Una ruptura epistemológica
- Berenstein y J. Puget llegaron al psicoanálisis vincular desde distintos espacios. Ambos se cuestionaron a partir de la clínica el alcance del psicoanálisis individual. Berenstein desde su trabajo con pacientes psicóticos. Puget desde el trabajo con grupos y desde las dificultades que observó en la modificación de los conflictos de pareja desde el análisis individual.
En los años 70, Puget propone el concepto de zócalo inconsciente y acuerdos inconscientes en la pareja matrimonial y Berenstein , el concepto de estructura familiar inconsciente, que le permitió abordar el psicoanálisis de familia.
Más adelante, postulan tres espacios psíquicos que atraviesan al sujeto:
el espacio intrasubjetivo, el del sujeto con su mundo pulsional y su fantasía,
el espacio intersubjetivo, de dos o más sujetos,
y el espacio transubjetivo, el de los sujetos atravesados por la cultura e insertos en una sociedad, lo cual da lugar al concepto de pertenencia.
Posteriormente, surge el concepto de Configuraciones Vinculares, como un término suficientemente abarcativo para incluir grupos, familias y parejas.
Estos desarrollos llevaron a proponer una metapsicología que dé cuenta del trabajo vincular, donde tanto el sujeto como el otro tengan un lugar fundante, conservando sus características de extraterritorialidad.
En este sentido, el término vínculo se constituye en elemento básico, donde lo vincular excede el mundo individual. La presencia real del otro es postulada como un tope al mundo interno.
El vínculo no es la suma de uno más uno sino una nueva entidad que para algunos autores ha ido adquiriendo un nombre específico al cual se llama Dos con mayúscula.
Se demarcan dos mundos regidos por lógicas distintas: el mundo interno y el mundo vincular, caracterizadas respectivamente por la imposibilidad de presencia y la imposibilidad de ausencia.
Los desarrollos filosóficos de los últimos años han incidido en la evolución teórica de este modelo. Así, la polémica de la última década se ha centrado en el tema de la realidad del “otro”, y el concepto de acontecimiento, de lo novedoso versus repetición y la función del azar, lo que permanece y lo que cambia y el principio de incertidumbre.
El descentramiento del mundo interno del sujeto hacia el mundo vincular constituye una ruptura epistemológica que tiene profundos efectos en el ejercicio clínico y en la lectura de la problemática del sujeto.
Surgen así las terapias vinculares. Constituyen un abordaje terapéutico donde están presentes los miembros de un vínculo, familia o pareja y el trabajo terapéutico estará centrado en el análisis del vínculo entre sus miembros.
Algunos conceptos básicos en la Perspectiva Vincular
El vínculo: El yo y el otro (Decada del 80)
(Todavía no se habla de sujeto del vínculo)
El término vínculo viene del latin vinculum, que significa atar. El término vínculo fue introducido por Pichón Riviere y retomado por el psicoanálisis de las Configuraciones Vinculares desarrollado por I. Berenstein y Janine Puget.
Para Berenstein y Puget todo vínculo se origina en el intento de resolver una falta, una condición de desamparo originario.
El vínculo es una organización inconsciente constituida por dos polos, un yo y otro, y un conector o ligadura. Es una ligadura estable entre un yo y un Otro. Remite a lo intersubjetivo. Se diferencia de la relación de objeto que es intrasubjetiva. La presencia real del otro es postulada como un tope al mundo interno. Se demarcan dos mundos regidos por lógicas distintas: el mundo interno y el mundo vincular, caracterizadas respectivamente por la imposibilidad de presencia y la imposibilidad de ausencia.
Puget y Berenstein definen el vínculo matrimonial en su significado de conector o ligadura, como correlato interpersonal de una estructura mental.
La pareja se constituye como una estructura vincular en la que convergen tres modelos: individuales, diádicos y socioculturales en permanente interacción, que forman una red que podría transformarse fácilmente en núcleo de crisis.
Puget (1988) define un vínculo de pareja, como aquella que comparte situaciones básicas que denomina parámetros definitorios: cotidianeidad, relaciones sexuales y proyecto vital, y tendencia monogámica. Estos parámetros resultan simultánea o alternativamente amenazados en las situaciones de crisis poniendo a prueba el equilibrio del vínculo.
El vínculo es registrado como un sentimiento de pertenencia. Se sostiene en una serie de estipulaciones inconscientes, tales como acuerdos y pactos que contienen una cualidad afectiva, y que rigen las características del intercambio entre los sujetos.
Objeto único:
El objeto único es un término propuesto por Janine Puget para explicar la dinámica inconsciente de las relaciones de pareja. Remite al desamparo originario, constituyente de todo ser humano.
Este objeto único amparador da cuenta de la esperanza de encontrar aquel objeto único de la infancia, ilusorio, que provea al yo de un amparo absoluto, es decir que lo proteja contra cualquier situación de desprotección vivida como desamparo. Es decir en último término remite a la relación con la madre.
Puget enumera las funciones del objeto único:
- función asistente,
- dador de significados,
- indicación (diferencia mundo interno-mundo externo),
- anticipación (anticipa el deseo),
- semiótica,
- dador de temporalidad.
Privilegia la comunicación sin palabras.
Cuando las parejas se unen, se establece el “acuerdo” de ser “el uno para el otro”, es decir, de ser el objeto amparador ante el desamparo originario.
En la clínica diaria vemos parejas como modalidades infantiles de interacción que presentan la necesidad que su partenaire funcione como objeto único amparador. En estructuras más adultas, el objeto amparador cumple la función de protector mutuo, hay reciprocidad y discriminación entre los miembros, y reconocimiento de límites yo-no yo.
El funcionamiento de objeto único está en el sustrato de los acuerdos inconscientes.
Zócalo Inconsciente y acuerdos inconscientes
El zócalo inconsciente es la estructura profunda, reguladora de la relación de pareja: es un organizador de la relación en sus diferentes modalidades de interacción: sexual, económica y comunicacional. Subyace a las modalidades de interacción que son los observables.
El zócalo contiene:
– representaciones objetales y vínculos entre ellas, –
-deseos infantiles insatisfechos,
-da cuenta de la relación con el objeto único,
-la problemática inherente a la nunca terminada elaboración de la diferencia de sexos, ya que en cada etapa de la vida y crisis vital ésta adquiere un nuevo sentido.
-Incluye también identificaciones históricas, edípicas, y representaciones socioculturales heredadas inconscientes de las normas que dan pertenencia y que requieren a su vez de acuerdos entre los mundos de la pareja, (Berenstein y Puget, 1983).
Acuerdos Conscientes y acuerdos Inconscientes
Las parejas están unidas por aspectos conscientes e inconscientes. Los aspectos conscientes remiten a aquello que comparten, que sienten que les falta, que les complementa.
Los aspectos inconscientes remiten a la necesidad de llenar ciertas necesidades aunque estos puedan traducirse en sufrimiento consciente.
Los acuerdos Inconscientes:
Del latin acordare, poner de acuerdo. Concepto propuesto por Janine Puget para comprender la dinámica de las relaciones de pareja. Los acuerdos inconscientes rigen las relaciones vinculares.
Es un término usado para describir la elección inconsciente de una pareja.
El objetivo de los acuerdos inconscientes es la satisfacción de fantasías infantiles, la necesidad de encontrar un objeto único amparador, en el cual convergen el precipitado de las identificaciones infantiles positivas y negativas, y los vínculos entre ellas.
Puget define los acuerdos inconscientes como “el resultado de una suerte de combinación entre aquellos aspectos compartibles desde cada uno de los espacios mentales de los sujetos, y resultan del despliegue de la tendencia a unificar sus funcionamientos mentales y vinculares.”
( Puget, J y Berenstein, I. Psicoanalisis de la Pareja Matrimonial, 1988,36)
El enamoramiento instaura la elección “conyugal” y contiene los elementos inconscientes que la caracterizan y que serán responsables tanto de la posibilidad de crecimiento vincular como de la repetición de modelos arcaicos.
Crisis y acuerdos inconscientes:
Las crisis de pareja surgen cuando se rompen los acuerdos inconscientes de la relación de pareja y serán oportunidad de crecimiento o de replanteo de los mismos, de ruptura vincular, o de deterioro vincular al obturar la emergencia de los significantes subyacentes a la misma.
Las crisis nos hablan de una ruptura o desorganización del espacio vincular con la consecuente imposibilidad de construir espacios nuevos entre los sujetos del vínculo.
La estructura familiar inconsciente (“Las décadas de 1970 y 1980”)
Uno de los aportes más significativos de Berenstein a la comprensión de los vínculos familiares fue la denominada EFI, o estructura familiar inconsciente.
- Las relaciones familiares tienen un carácter simbólico cuyo significado yace en la estructura inconsciente. “Relaciones familiares y Estructura Familiar Inconsciente (EFI) corresponden a dos niveles lógicos distintos: las primeras son maneras de realización consciente de la segunda”. ( Releyendo Familia y Estructura Familiar, diez años después, Berenstein, 1991)
Es decir, las relaciones familiares son las manifestaciones de la EFI.
- La estructura familiar inconsciente se manifiesta en observables tales como modos de hablar, aplicación de los nombres propios, distribución de la vivienda, los modos diagramar el espacio en la sesión, etc. ( Véase Familia y Enfermedad Mental, Berenstein, I. 1976)
- La EFI “es un conjunto ligado de relaciones entre términos: la relación de alianza, o sea la relación entre marido y mujer, la relación de filiación, es decir la relación entre el hijo y sus progenitores, la relación de consanguineidad, o relación entre hermanos, y la relación avuncular, es decir la relación con la familia materna o su representante.”
La EFI funciona como un organizador , una matriz de donde provienen los intercambios manifiestos.
(Berenstein, Familia e Inconsciente, l991).
“Palabras ligadas a la estructura son lugar, funciones, leyes de cambio posicional, relaciones (económicas, linguisticas, de intercambio de mujeres). Un movimiento decisivo en nuestro pensamiento sobre la familia a partir del estructuralismo de Levi- Strauss fue el corrimiento de un pensamiento de tipo biológico centrado en la descendencia, es decir en el hijo, a otro centrado en la familia que se determinaba en una relación de intercambio con otra familia a través de la pareja de tipo matrimonial. El modelo biológico de familia centrada en la relación del hijo con los progenitores es el de la familia del psicoanálisis, de la noción de desamparo… La Estructura familiar Inconsciente propuso otra idea de origen, a partir de la relación entre la familia actual de la esposa y su marido y la familia de la mujer.” ( Del Ser al Hacer, 2007).
Conceptualizaciones actuales:
En la última década del siglo XX el campo de la filosofía ha atravesado los desarrollos teóricos del psicoanálisis vincular. Esto y las nuevas modalidades vinculares propias de fin de siglo ha conllevado la deconstrucción de algunos conceptos.
Nietzche, Heidegger, Lévinas, Badiou, Deleuze, Derrida, son algunos de los pensadores contemporáneos que han hecho marca.
El Sujeto y el “otro”, la realidad del “otro”, el concepto de acontecimiento, novedad, azar y repetición, presencia y representación, diferencia, alteridad , ajenidad y principio de incertidumbre, constituyen temáticas centrales en la metapsicología actual.
El Sujeto y el Otro
Se demarcan dos mundos regidos por lógicas distintas: el mundo interno y el mundo vincular caracterizadas respectivamente por la imposibilidad de presencia y la imposibilidad de ausencia.
El otro es aquel vivido como radicalmente ajeno y exterior y me modifica fuertemente con su presencia:
“El término “otro” es inherente a la estructura de vínculo, entendido como relación con un sujeto dotado de semejanza y diferencia, pero, en forma definitoria, dotado de ajeneidad”. Berenstein, 2001, pag. 94.
“La significación del sujeto está fuertemente ligada a la alteridad del otro como marca que lo instituye y lo altera.
“Lo novedoso, o sea, aquello que se presenta no teniendo lugar previo, remite a la relación con el otro”.
“El sujeto singular es y deviene vinculado, y verlo separado es resultado de la percepción consciente y de la resistencia”. (Berenstein, 2001)
Berenstein en su libro, “El sujeto y el Otro” propone una concepción de la vincularidad brevemente representada en el siguiente conjunto de formulaciones.
- Se trata de la relación de un sujeto con otro considerado como tal. Lo llamaremos “otro”. Excede lo que llamamos una relación con un objeto externo al yo.
- Llamaremos “otro” al que además de un sector semejante y uno diferente ofrece al yo, de un modo definitorio, un sector “ajeno”. La ajenidad define al otro y su presencia.
- El vínculo es con otro, por lo tanto requiere una relación de presencia. Presencia no es solo exterioridad respecto de sujeto sino ajenidad irremisible. La relación de objeto requiere una ausencia, cuyas marcas constituyen el registro de las primeras experiencias fundantes.
- s ajenidad en una relación significativa todo aquello del otro que los sujetos no logran inscribir como propio. Tampoco el otro puede hacerlo con lo ajeno de mí. No obstante lo cual siempre ha de intentarlo. Es inherente a la ajenidad que nunca se incorpore al sujeto, sea el yo o el otro.
- Lo ajeno en mí y lo ajeno del otro son a su vez ajenos entre sí. No hay parámetro común. Hay tres elementos ajenos al yo: el inconsciente reprimido, la alteridad del otro y la dimensión social del conjunto del que formo parte.
- El mecanismo de vínculo, tanto constitutivo como de defensa, es la imposición. En la relación de objeto es la proyección-introyección en sus distintas variedades.
- En la vincularidad postulamos que cada encuentro con significado implica un origen, es decir, una novedad, ya que no existen inscripciones previas a ese encuentro. Se entiendo que lo infantil, siendo un origen, no es el único origen del yo.
- El yo se genera como sujeto, es decir, adquiere subjetividad, en cada vínculo significativo. Dicho de otra manera, en cada vínculo se genera un sujeto. Entonces junto con la escisión del yo postularemos una multiplicidad del sujeto.
- En el vínculo con loa otros circulan sexualidad y relaciones de poder. Estas no remiten a aquellas, ambas circunscriben dos universos.
El psicoanálisis ha sentado las bases de una nueva concepción de la sexualidad y empujado su enorme desarrollo en estos primeros cien años. El psicoanálisis deberá ocuparse de aquí en más de las relaciones de poder en tanto base de la constitución de sujeto y fuente de sufrimientos específicos.”Berenstein, El Sujeto y el Otro”, 2001, páginas 62 –63.
El Sujeto y el Otro: De la Ausencia a la Presencia ( Berestein, 2001)
Acontecimiento (Década de los 90)
Berenstein se pregunta:¿”…donde se establece, en qué lugar se ubica lo que se presenta como nuevo, lo que no tiene lugar porque ni se espera ni se prevé?”. 2007, 74.
El acontecimiento como lo novedoso, lo imprevisto, lo nuevo, lo azaroso, nos remite a la presencia de otro que marca aquello diferente, lo que no se repite, lo que cambia, lo que abre nuevas posibilidades de significación
“Se caracteriza como acontecimiento a la emergencia de un hecho nuevo del cual se puede decir que no tenía lugar ni representación previa y que, aunque se dé en un campo donde era factible que ocurriera, no es posible aprehenderlo hasta después de producido.
Pero si obtiene un lugar para el yo se instala una nueva subjetividad o intersubjetividad para un vínculo, para una comunidad se puede dar una nueva forma social u otra forma distinta de la anterior.” (2001, 159)
Remite a los efectos no calculados de una acción que no estaban previstos ni podían ser sabidos o conocidos antes del conocimiento de esta acción. “La novedad, que acabamos de llamar acontecimiento, se refiere a aquello que no teniendo lugar, no estando como predisposición o potencia, sin embargo se presenta y la estructura ha de hacerle un lugar que no tenía previamente y ha partir de este hecho ha de modificarse ella y la significación. La significación del sujeto está fuertemente ligada a la alteridad del otro como marca que lo instituye y lo altera”. “El acontecimiento… no es posible aprehenderlo hasta después de producido”. Berenstein, 2001, 163
Acontecimiento se opone a repetición: cada repetición inscribe una diferencia. Remite a los efectos no calculados de una acción que no estaban previstos ni podían ser sabidos o conocidos antes del conocimiento de esta acción.
Transferencia , hecho nuevo o repetición
“Caracterizamos la transferencia analítica como un “vínculo”, una estructura donde se relacionan dos o más, pero en este caso dos sujetos de deseo, paciente y analista que proponen uno al otro dos trabajos a realizar simultánea y sucesivamente.
- Uno hace al despliegue de las experiencias infantiles del paciente y a la puesta en juego de las relaciones de objeto con sus experiencias emocionales, y,
- otro trabajo es el se dará entre ambos sujetos cuando se topen con el otro de la relación, con una ajenidad imposible de remitir a alguna experiencia infantil, inaugurando así un campo de novedad que llamaré novedad radical” (pag. 172-3”. El segundo no recubre el campo de la relación de objeto.
“La significación del sujeto está fuertemente ligada a la alteridad del otro como marca que lo instituye y lo altera”. “Lo novedoso, o sea, aquello que se presenta no teniendo lugar previo, remite a la relación con el otro”. “El sujeto singular es y deviene vinculado, y verlo separado es resultado de la percepción consciente y de la resistencia”. (Berenstein, 2001)
Ajenidad
“El término “otro” es inherente a la estructura de vínculo, entendido como relación con un sujeto dotado de semejanza y diferencia, pero, en forma definitoria, dotado de ajenidad, que verá al yo-sujeto como otro, es decir, como sujeto con las características mencionadas y cuya marca distintiva es la ajenidad”.(el subrayado es mio) Berenstein, 2001, 94.
“Es ajenidad en una relación significativa todo aquello del otro que los sujetos no logran inscribir como propio. Tampoco el otro puede hacerlo con lo ajeno de mi. No obstante lo cual siempre ha de intentarlo. Es inherente a la ajenidad que nunca se incorpore al sujeto, sea el yo o el otro.” (Berenstein, 2001). “Lo ajeno, aquello que irremisiblemente no es asimilable al yo. Lo ajeno puede producir placer vinculado al surgimiento de aquello que no tuvo lugar antes, lo nuevo dentro de lo habitual; o puede ocasionar sufrimiento por la intolerancia con sus revestimientos paranoicos o melancólicos”. (Berenstein, pag 71, 2001).
Del Uno al Dos, Puget
Los aportes de Badiou señalan la importancia de la construcción entre dos en la pareja.
“Para Badiou nada de lo que se presenta para la posición hombre se presenta para la posición mujer. Son dos conjuntos absolutamente disyuntos: hasta que no hay encuentro no hay diferencia. Hay lo que se llama disyunción: no hay dos, hay uno-uno. El Dos se produce a partir del encuentro.” Interrogaciones, 2002.
El vínculo no es la suma de uno más uno sino una nueva entidad que para Puget y Berenstein fue adquiriendo en los últimos tiempos un nombre específico al cual se llama Dos con mayúscula.
Dice Puget: “la vida humana o sea la subjetividad, el ir siendo sujeto, se constituye sobre la base de un Dos con mayúscula, es en un vínculo donde se constituyen los sujetos. Pero para ello hay, que producir algo en el Dos por la resistencia que ofrece el otro a quedar reducido a lo mismo. Producir algo quiere decir hacer con otro, construir un lugar en un conjunto, o sea habitar un espacio, ir adquiriendo nuevas características y cualidades al ser Dos. Ningún vínculo debe dejar a quien lo habita igual a como era antes, ya que un vínculo se constituye sobre un trabajo que privilegia la diferencia entre cada sujeto, diferencia irreductible y el juego que se establece al reconocer lo que el otro tiene de alteridad” ( “La Soledad y la subjetividad”, 2003) (Ver Anexo 1 Lo Nuevo en el marco de la Teoria Vincular, Puget
Principio de Incertidumbre
“Qué dificil es Pensar, Incertidumbre, Puget, J. ( 200?)”
Puget ha propuesto instaurar un principio que ha llamado Principio de Incertidumbre, como regulador de la organización vincular, intenta otorgar a la impredictibilidad status de condición necesaria de lo vincular. El efecto de descoloque producido por la presencia activa el principio de incertidumbre. El presente es incierto.
Las ansiedades que genera la incertidumbre dan lugar a la emergencia de ciertos mecanismos de defensa.
El status metapsicológico del principio de incertidumbre correspondería al principio de realidad y principio de placer propuestos por Freud. (Ver Anexo 2)
La Epoca de la Ajenidad (2000…. Hasta ahora)
Berenstein, I. 2004 Devenir Otro con Otro(s) . Ajenidad, Presencia, Interferencia.
“La Ajenidad en el vínculo:
A pesar de la identificación algo del otro no se puede incorporar, y aun en lo semejante y lodiferente no se puede homologar: es lo ajeno, inherente a la presencia del otro.
Lo ajeno es aquello que la diferencia no modifica y que no es pasible de identificación (Berenstein, 2007)
Con el otro, que es otro de mi, somos ajenos y sin embargo debemos producir un encuentro, diferente de la identificación y de la identificación proyectiva.
Lo inconsciente es lo ajeno en el sujeto. Pero lo ajeno del otro es aqullo que no figura en su interioridad, ya que no se deja convertir en ausencia y no puede inscribirse como objeto a menos de perder esa cualidad de presencia.
“En una relación significativa, la ajenidad es todo registro del otro que no logramos inscribir como propio, no obstante lo cual, creyendo que es posible, hemos de intentarlo hasta aceptar, nunca del todo y a regañadientes, esa imposibilidad. He aquí la paradoja propia y constiutiva del vínculo.”
Se refiere a lo inabordable de cada cual, es irrepresentable.
Imposición
El otro se impone al sujeto como otro diferente, y ajeno, y requiere que se le haga un lugar. Opera ajeno al deseo de unos y otros.
Diferencia la Imposición subjetivante que es inherente a los vínculos de la imposición desubjetivante, que se da por exceso, y pone como ejemplo el autoritarismo. La imposición se relaciona con el poder. El poder como verbo, describe el conjunto de las acciones y la experiencia emocional que se constituyen entre un sujeto y otro u otros, donde la imposición es condición necesaria para modificar el cuerpo y la subjetividad.
Poder como sustantivo es sinónimo de violencia. (3 Berenstein, 2007)
Interferencia
Berenstein denomina interferencia al encuentro de ajenidades en el vínculo entre sujetos., y este ocupa lugar en el proceso analítico tanto como la transferencia.
Así, dice Berenstein: “En la sesión analítica tendriamos:
- La transferencia: consistente en el despliegue del mundo interno del paciente sobre el analista y su entorno,
- La cosntratransferencia: la respuesta inconsciente del analista a la transferencia del paciente, recogida a través de ocurrencias o sentimientos surgidos en la mente del analista, que en última instancia pertenecen al paciente, y
- Las interferencias: lo ocurrido y producido entre ese paciente y ese analista en tanto sujetos singulares que, con deseos propios, maneras de pensar, valores, pasan a ser , por acción del vínculo , sujetos otros.
Resulta útil diferenciar los fenómenos de transferencia de los de interferencia, eso que se produce en la conjunción de dos ajenidades, y, cuya herramienta es la imposición, a diferencia de la identificaión que sobreviene en la transferencia.” Berenstein, Devenir Otro con otro, 2004.
Una nota final
Esta síntesis no pretende ser exhaustiva. Mi intención ha sido solamente hacer un leve recuento introductorio a una teoría que es en esencia compleja y en permanente reformulación y actualización.
Anexo 1 (tomado de Puget Lo llamado Nuevo y sus efectos, 2008)
Lo nuevo en el marco de la teoría vincular
Lo nuevo puede serlo por transformación de algo existente o puede serlo porque se introdujo un elemento sea éste afectivo, emocional, intelectual que excede a la estructura previa determinando la producción de una nueva organización. Cuando se da esto último, o sea la aparición de una nueva estructura desprendida de la anterior, la una y la otra establecerán una relación de algún tipo, la que no es una relación causa efecto, por lo cual lo importante es hacer algo con dos o más elementos heterogéneos a partir de un espacio entre dos irreducible. El resultado es la aparición de nuevas ideas. Piensen en lo que pasó cuando Einstein descubrió un nuevo mundo y su consecuente método explicativo el que convivió con los postulados de Newton. Cada uno de ellos no explica lo mismo pero la aparición de Einstein desplazó de su lugar a Newton y llevó a limitar lo que le incumbe resolver a cada uno.
En el orden de la constitución de los vínculos, de las relaciones entre las personas y su abordaje psicoanalítico pasa algo similar. En lo que llamo el encuentro entre dos o más personas simultáneamente y en forma superpuesta tendremos que tomar en cuenta que se constituye una subjetividad que proviene de una suerte de uno más uno y otra subjetividad azarosa que depende de un espacio entre Dos irreducible al cual llamo el Dos. El mundo del Uno, el que más conocemos psicoanalíticamente y el mundo del Dos son heretogéneos y sin embargo deben convivir.
En estos dos casos, por ejemplo si se trata de una pareja, se puede producir novedad por la lenta transformación de las identificaciones y historias infantiles de cada uno, y también por lo azaroso del encuentro. Para que esto último se de, necesariamente hay que concebir la relación del Dos teniendo en cuenta que cada miembro de una relación tiene una condición de alteridad y de ajenidad de la cual depende un estado de tensión creativo. La alteridad se niega a ser reducida por identificación. Aquí tenemos dos modelos de constitución subjetiva en permanente conflicto.
Un comentario podrá permitir entender rápidamente lo que quiero decir. Los miembros de una pareja pueden querer que el otro sienta como él o ella, (lo que por otra parte es imposible si bien anhelado) y entonces exigirá que la identificación anule la alteridad del otro. Pero también deberá hacer algo con lo que no conoce ni puede conocer del otro. Deberá poder sorprenderse con lo que sucede en el encuentro. Pero como ello de alguna manera descoloca de un lugar que se supone debe dar seguridad, es posible que, defensivamente, se instale un reproche que toma diversas formas. Una de ellas es: no me entendes… lo que dije es eso, mientras que lo que entendió el otro es evidentemente otra cosa. De donde se deduce que el otro nada entiende.
Y dado que considero que cada conjunto crea sus propios sujetos en el que habrá de lo semejante y de lo diferente, es posible pensar que cada conjunto aporta novedad y simultáneamente una suerte de repetición. Cuando en dicho conjunto solo acontecen situaciones que parecen repeticiones de estados afectivos y emocionales conocidos, es probable que esté paralizado, bloqueado el efecto de alteridad, trabando los efectos novedosos y sorpresivos de una relación a la cual llamo el Dos transformándola en un mero rejunte de sumas de uno más uno.
De acuerdo con esta manera de plantearme las cosas y en lo que concierne a la pareja amorosa, el amor ocupa un lugar particular de la cual depende la subjetividad de esa nueva entidad: la pareja amorosa. Me refiero al hecho que dos personas que se conocen y tienen una relación de amistad pierden este vínculo anterior cuando lo que se crea es un vínculo amoroso con algo de pasión.
Anexo 2
Principio de Incertidumbre
Tomado de Puget, “200?, Qué dificil es pensar, Incertidumbre
…Todo sujeto necesita pensarse sobre bases coherentes, previsibles, estables, como una forma de protegerse de la intromisión de lo “ajeno” con su correlato de imprevisibilidad lo que se torna defensa contra la incertidumbre. En su soledad y en sus vínculos el sujeto sostiene ilusoriamente una exigencia de certeza, de verdad y de saber que hace posible soportar las alternativas de la vida diaria. Dispone para ello de varios reaseguros tales como pensarse sobre bases instituidas, conocidas para lo cual la memoria inconsciente y consciente provee ciertos instrumentos. Es capaz de enfrentar lo novedoso dentro de márgenes que cada uno estipula y cada vínculo permite siempre que no atenten contra aquellos puntos de certeza que permiten reconocerse a sí mismo como perteneciente a un espacio. En distintas circunstancias perder la ilusión de previsibilidad no produce derivaciones trascendentes, las certezas caen y se sustituyen por otras. En otras la pérdida de dichas ilusiones produce sufrimiento que se experimenta como un estado de la mente caracterizado por desconcierto, vacilación, desorientación y angustia que adquiere tanto la forma de pánico como de miedo con diversas repercusiones: una de ellas tiene que ver con trastornos del pensamiento. Aquí (Braun, Puget) diferenciamos dos grandes categorías de pensamiento posible: pensamiento posible imaginativo y pensamiento posible pragmático. De esta manera abrimos el espectro de pensamiento posible sin oponerlo a pensamiento imposible.
Pertenecer a un conjunto otorga una ilusión de predictibilidad como si lo social protegiera de las variables impredecibles. Pero ello se logra mediante recortes especiales a fin de sustentar la ilusión. Algo así como si apagando el televisor se evitaran efectos nocivos a los que un paciente denominó “sentirse infectado”. La ilusión de predictibilidad se sostiene sobre los instituidos por tradición, por costumbre, por lo ya vivido. Paolo Virno (1999) propone considerar una patología pública denominada por él “déja vu” pensada como si cada momento tuviera algo percibido y algo recordado: así el presente se duplica en lo que él llama el espectáculo del presente. Ello sería otra manera de pensar en la alternancia entre instituido y novedoso siendo que lo recordado dificulta el contacto con lo percibido o se une en una alquimia particular e imprevisible. En lo que hace a nuestro contexto actual ello se hace muy evidente a partir de comentarios que ante la imposibilidad de procesar el efecto de presente se intenta dar cuenta de éste apoyándose en lo recordado. Por ejemplo tratar de entender la crisis actual recordando anteriores que tendrían puntos comunes o refugiarse en un pasado que daría consistencia al presente. La dificultad consistirá en poder otorgar al pasado un valor sin utilizarlo como explicación sino tan solo como modelo que entorpece necesariamente el hacer algo con lo percibido, ese presente incierto.
Al proponer que la incerteza es una condición de estructura de lo vincular, fui llevada a cuestionarme acerca de si los Principios reguladores de la actividad psíquica instaurados por Freud basados en una lógica binaria rendían cuenta de la actividad psíquica que resulta de la pertenencia tanto a el colectivo como a la Masa o a los vínculos en general. Los vínculos a los que concibo pertenecientes al espacio intersubjetivo y transubjetivo, originan acciones que surgen en forma absolutamente impredecibles por lo cual cualquier sistema explicativo lleva a planteos reductores. Las acciones no dependen de variables comprensibles sino tan solo de efectos resultantes de un tipo de conectividad de las que son resultado. Cabe un interrogante. ¿No son explicables porque las variables son tantas que hacen imposible contemplarlas y en ese caso cabría eventualmente la posibilidad de explicación si una tecnología adecuada nos permitiera conocer todas las variables o por el contrario la imprevisibilidad es condición de estructura? Me inclino por esta última posibilidad lo que nos aleja de toda explicación determinística.
Es en base a este razonamiento que fui considerando la necesidad de instaurar la existencia de un principio que contemple que con regularidad se producen hechos impredecibles. Para ello y apoyándome en el Principio de Indeterminación de Heisemberg propuse transformarlo en un principio con status psicoanalítico al cual llamo el Principio Inconsciente de Incertidumbre (Puget 2001) cuya manifestación consciente es la incerteza, la perplejidad, con sus distintos derivados defensivos. Doy a dicho principio un status ontológico si bien cabe la discusión, como me lo señaló Lewkowiczs en cuanto al nivel histórico de constitución de la incertidumbre. Es sin embargo probable que la historia reciente haya activado un principio ontológico. Estas consideraciones me llevaron a volver a pensar que la organización psíquica basada sobre los Principios de Placer-Displacer, Realidad, Nirvana, Constancia, Inercia, son insuficientes para dar cuenta de lo atinente a la vincularidad. Aquellos principios fueron pensados para explicar o dar cuenta de la clínica de aquel entonces basándose en criterios económicos y pulsionales y en formulaciones determinísticas. Hoy es posible detectar un tipo de sufrimiento ligado a lo impredecible y a sus vicisitudes que responden a una lógica de la complejidad. Estos planteos me llevan a incluir la perplejidad dándole el status de manifestación consciente del principio de Incertidumbre.
Demás está decir que en este momento y acá en el país se ha activado dicho Principio que se manifiesta por ejemplo en el área somática con un incremento de somatizaciones, en el área intersubjetiva con crisis diversas muchas veces expresadas como derrumbe de ideales, de encuadres fijos, de violencia, y en el área transubjetiva con una angustiosa repetición de frases tales como “ no se lo que va a pasar” o al contrario predicciones basadas muchas de ellas en modelos ya conocidos que se repetirían.. Algunas emigraciones bruscas y a veces muy arriesgadas también responden a un intento de solucionar la perplejidad actual. Por otra parte también es dable observar las múltiples producciones creativas como lo son las nuevas formas de Colectivo: asambleas barriales, trueques, organizaciones solidarias, distintas formas de denuncia, en las instituciones el estado de asamblea permanente, etc… Todas ellas en tanto surgen de la activación del Principio de Incertidumbre se instauran sobre una base que comporta altos riesgos. Uno de ellos pudiera ser la pérdida de límites, la dilución del objetivo inicial, que de alguna manera puede expresarse como violencia, el surgimiento de actitudes y conductas irracionales con una cualidad invasora”.
BIBLIOGRAFIA
Aguiar, E., Alarcón, M. y Vespoli, M.: “Crisis en el vínculo matrimonial”.Revista de Psicología y Psicoterapia de Grupo. IX,1 ,Buenos Aires, l986.
Alarcón , M. et.al.: “Crisis de pareja, crisis histórica”. Rev. AAPPG, XII, 3, Buenos Aires, l989.
Alarcón de Soler, M. y Altaraz, D.: “Función Psicoanalítica Vincular”. Trabajo libre, XXII Congreso Interamericano de Psicología, Buenos Aires, l989.
Alarcón de Soler, M.” La Interpretación Vincular en el Modelo del Laberinto”. 1994.
Berenstein, I. y Puget, J.: “Malentendido en el diálogo psicoanalítico”. Rev. Psicoanalisis, VI, I,Buenos Aires,1984.
Berenstein,I.: Psicoanálisis de la Estructura Familiar , Del destino a la significación. Barcelona: Paidos, l981.
Berenstein, I. y Puget, J.: “Algunas consideraciones sobre la psicoterapia de pareja: del enamoramiento al reproche.” Rev. AAPPG, V, 1, Buenos Aires, l982.
Berenstein, I. y Puget, J.: “El zócalo inconsciente de la pareja”. Rev. AAPPG, VII,1,Buenos Aires, l984.
Berenstein, I. & Puget, J. “Transferencia y contratransferencia en psicoanálisis de pareja.” Buenos Aires, Rev. AAPPG. IX, l986.
Berenstein, I.: “Conflicto entre vínculos”. Comunicación personal, l989.
Berenstein, I. & Puget, J. Lo Vincular, Clínica y Técnica Psicoanalítica, Paidos, l997.
Berenstein, I. (compilador) Clínica Familiar Psicoanalítica, Paidos, 2000.
Berenstein, I. El Sujeto y el Otro. Editorial Paidos, 2001.
Berenstein, I. Prólogo al libro de Julio Moreno, Ser Humano, Libros del Zorzal, 2002.
Berenstein, I. Devenir Otro con Otro (s) Paidós, 2004.
Berenstein, I. Del Ser al Hacer, Paidos, 2007.
Departamento de Pareja (Staff) Interrogaciones. Rev. AAPPG, 1999.
Mendilaharzu, G., Bianchi, G., Cristóforis, O., Gómel, S., Pachuk, C., Rolfo, C., Spivacow,M.,
Sternbach, S. y Waisbrot, D. Vínculo de Pareja, entre la Novedad y la Historia, 2002.
Puget, J.: Ciclo de Conferencias en Bogotá, l990, y 2003.
Puget, J.y Berenstein, I.: Psicoanálisis de la Pareja Matrimonial. Buenos Aires: Ed. Paidos,l988.
Puget, J.: “La relación con el otro pensado. Entre la alucinación y la relación objetal.”Ficha, l985.
Puget, J. Soledad y Subjetividad, Jornadas Gauchescas Portoalegre, 2002
Puget, J. La Pareja. Encuentros, desencuentros, reencuentros. (Compilación y prólogo). Paidos, l996.
Puget, J. “La búsqueda inefable de un reconocedor privilegiado”, l999.
Puget, J. Intersubjetividad. Crisis de la Representación, 2003
[1] Preparado para el GRUPO DE ESTUDIO Y PROFUNDIZACION EN TERAPIAS VINCULARES