Crisis de pareja, Inevitable, Introducción al Tema

CRISIS MATRIMONIAL,   ¿CRISIS INEVITABLE? 

                                               “Durante la juventud creemos amar;

pero solo cuando hemos envejecido

en compañía de otro, conocemos la

                                                 fuerza del amor.” Henry Bordeux.

Cuando hablamos de crisis matrimoniales son comunes algunos interrogantes. Son inevitables? Es posible una relaciono matrimonial sin conflictos? Por qué surgen las crisis? Son todas las crisis negativas? Qué hacer ante ellas?

Se ha puesto de moda hablar de crisis: crisis vitales, crisis de la edad media de la vida, decimos que estamos en crisis, que hay momentos críticos, etapas críticas….   A pesar de su uso frecuente y de la aceptación aparente de su contenido, se tiene la impresión de que ha terminado por ser una palabra que dice mucho y no dice nada.

Crisis es equivalente a conflicto, tensión. Es sinónimo de mutación, cambio. Crisis remite a paso del tiempo, movilidad, crecimiento pero también deterioro y destrucción. Organización y desorganización parecen ser dos polos inherentes al devenir humano y como tales las crisis son inevitables. Están en la esencia misma de la vida.

 

1) LA VIVENCIA DE CRISIS

 

Desde lo vivencial, las crisis se caracterizan como estados de gran infelicidad, concomitantes con sentimientos de pérdida inminente, duda, perplejidad, confusión. “ La sensación de que no puedo más”, “hasta aquí llegué”, “no puede ocurrirme a mí”…. da cuenta de la sensación de desamparo y de irrealidad que caracteriza las crisis. No parecen existir palabras para expresar lo que ocurre y el dolor que nos invade. Su carácter descriptivo y desbastador promueve la fantasía de un mundo idealizado, sin violencia, sin pena, sin conflicto, en fin, sin crisis.

 

2) CRISIS DE PAREJA

 

Hablar de pareja es hablar de crisis. Es de conocimiento popular que las parejas pasan por crisis, sin embargo se sigue añorando ese estado de enamoramiento inicial donde dos seres, fusionados desde la ilusión, parecieron en un momento dado compartirlo todo.

Las crisis en las parejas hacen tambalear el compromiso de un proyecto futuro común. No son en sí mismas ni buenas ni malas. De su resolución la pareja puede resultar enriquecida, o por el contrario, cuando no se enfrentan, generan deterioro en la relación.

 

 

3) POR QUE LAS CRISIS

 

La pareja entra en crisis cuando descubre la diferencia entre el ser imaginario del enamoramiento y el otro real de la cotidianeidad, del matrimonio. Ciertas características del cónyuge que fueron negadas durante el noviazgo o consideradas como poco importantes, creyendo que cambiarían con el tiempo, cobran intensidad y suscitan sentimientos de odio y resentimiento.

Esta desilusión entre el otro que deseamos como pareja y el otro real externo se presenta en mayor o menor intensidad durante toda la vida. Deseamos que nos adivinen el pensamiento, que nos den el regalo que esperamos sin decirlo, que nos comprendan sin comunicar lo que nos pasa.   Anhelo de comunicación sin palabras, de un unión maravillosa de ideales y sentimientos imposibles de cumplir.

Algunos factores desencadenantes de las crisis vinculares son por ejemplo la llegada de los hijos, los cambios de casa o de trabajo, las migraciones, pérdidas económicas, duelos, etc. La muerte de los padres genera profundas conmociones en la pareja. El stress de la vida actual, las exigencias económicas, la inestabilidad social, la falta de un espacio de descanso o de intimidad para la pareja son otros tantos elementos que pueden desencadenar las crisis.

 

 

4) CRISIS VINCULAR, CRISIS HISTORICA

 

Los problemas de la pareja son algo más que un problema de dos. La historia familiar de cada uno, la relación entre sus padres, los conflictos y “traumas” de los miembros de la pareja son otros tantos ingredientes de las crisis. Con frecuencia la pareja se ve sumida en la repetición de conflictos vividos por sus padres sin quererlo ni poderlo evitar. Repiten lo que conscientemente quisieron evitar. Es como si el tiempo girara en una rueda sin fin volviendo a traer el presente conflictos y temáticas pasadas con una actualidad asombrosa.

 

 

5) PSEUDO RESOLUCIONES DE LAS CRISIS

 

Para no enfrentar la crisis, con el cuestionamiento que a veces esto implica, la pareja puede “arreglar” el problema y seguir adelante. Una salida a comer, un regalo, un viaje y a veces un hijo pueden ser algunas como la pareja cree solucionar la crisis. Son estas pseudo resoluciones que a lo sumo posponen la emergencia de una crisis mayor.

 

6) SUPERACION DE LAS CRISIS

 

El enfrentar la crisis con honestidad, con diálogo y con afecto, pueden permitir a la pareja un reencuentro y una evolución de su relación. Es como si de la crisis el vínculo saliera rejuvenecido.

Otras veces la pareja no encuentra en sí misma los recursos para superarla. El reproche y el resentimiento tiñen los intentos de diálogo. Buscan apoyo en familiares o amigos cercanos que desafortunadamente terminan en alianzas, rencores, juicios y bandos irreconciliables. Otras veces los árbitros son los hijos lo cual complica aún más la situación.   Estos no pueden elegir entre sus padres ni pueden pensar sus problemas…

En estos casos es importante buscar ayuda terapéutica. El profesional debe ser experto en la problemática de pareja. Le brinda a esta un espacio para reflexionar, para pensar sobre sí misma, de tal manera que esta pueda re significar   sus conflictos, reanudar la comunicación.

No siempre la pareja puede reconstruir un espacio común. A veces la crisis termina en separación. Pero una verdadera separación implica un corte, donde cada uno ponga en orden sus sentimientos y conflictos y las razones por las cuales el matrimonio no funcionó. Este esclarecimiento les permite separarse sin maltrato de tal manera que cada uno puede retomar una vida independiente.

 

7) EL AMOR

 

El amor es bien diferente del enamoramiento. Es un camino difícil en el cual la tolerancia por las diferencias y la capacidad para soportar ideas y vueltas en la relación resulta que la relación pueda continuar y que los lazos que unen a la pareja sean más fuertes y perdurables.

 

A veces la pareja logra sortear con entereza las crisis vinculares, dando lugar a un espacio de afecto y respeto y es sorprendida por una vejez plácida que nos recuerda a una caricatura de una pareja de ancianos en la que él le pregunta a ella: ¿Vieja, nosotros qué éramos que no me acuerdo? Esposos, amigos, hermanos o qué?