El Enamoramiento Y El Amor
Myriam Alarcón de Soler
Una corta introducción
Desde pequeños crecimos con la idea del amor de los cuentos de hadas. Hemos soñado con el amor eterno, con el alma gemela, con la añoranza de la media naranja. Los poetas no se cansan de celebrar las delicias del amor y las penas que lo acompañan. Pero bueno. Vamos por partes.
Cuando la gente tiene problemas en su pareja añora el enamoramiento y lo quiere recuperar. Ven esto como la salida a sus dificultades. Pero, es triste decirlo, pero el enamoramiento es un estado hermoso, pero pasajero. Está basado en la idealización y en una fuerte atracción sexual, que con el tiempo cede. El amor por el contrario es duradero, pero no solo nace, sino que “se hace”. Puede surgir en primera instancia en el enamoramiento, pero es largo el camino que hay que transitar para llegar al amor. El amor se construye a partir de la aceptación de las diferencias del otro, del aprecio por sus cualidades y tolerancia con sus defectos.
Cuando una pareja se enamora prometen dar al otro lo que le falta, lo que desea, lo que nunca ha tenido. La ilusión de ser UNO con el otro, de ser TODO para el otro, nos recuerda a ese estado imaginado como maravilloso representado por un bebé en los brazos de su mamá. Por un tiempo, más o menos largo, los enamorados viven en un estado de fusión idílico. Comunicarse sin palabras, leerse el pensamiento, entenderse con la mirada, querer lo que el otro quiere, posponer el deseo propio ante el deseo ajeno , son característicos de este momento donde la persona amada se constituye en lo único valorado. Cada uno se siente reflejado en el otro. Esta unión permite a la pareja soñar con un futuro de felicidad juntos. Se minimizan las dificultades y los defectos, se maximizan las cualidades: “Ya va a cambiar esto o aquello, cuando nos casemos va a ser distinto”. Y más aún: “Contigo pan y cebolla”.” Iría contigo hasta el fin del mundo”. “Mi matrimonio va a ser distinto”. Todo se ve color de rosa y la pareja parece vivir por un tiempo dentro de una campana de cristal. La sabiduría popular lo ha dicho: “El amor es ciego”.
Desafortunadamente este estado ideal no dura, y la ilusión de ser UNO se rompe. Se rompe la promesa, de hecho imposible, de amor incondicional. De muchos escuchamos: “Algo ser rompió entre nosotros”. “Cuando me casé‚ nunca pensé‚ que no iba a ser así”.”No teníamos un sí ni un no y ahora…! Las diferencias en gustos, modalidades, proyectos, emergen no como características individuales sino como si fueran CONTRA el otro. Muchos sienten que su pareja es ahora alguien completamente diferente de aquel del cual se enamoraron. El otro se ve como egoísta, caprichoso, impredecible, incapaz de dar, sólo de recibir.
A veces este estado de frustración se instala en la pareja y se llenan de rabia. Por eso hemos oído el viejo adagio “Del amor al odio no hay sino un paso”. Surgen problemas por pequeñas cosas, la menor dificultad constituye un elemento de reproche: “Tu nunca, tu siempre”. “Antes si, ahora no”. Se solicitan pruebas de amor que a veces suenan ridículas: “Si me quisieras me traerías un vaso de jugo…” De alguna manera cada uno se quiere adueñar de la vida del otro, y que el otro sea lo que cada uno quiere que sea, moldearlo como su ideal. Por supuesto esto no funciona.
Surge la lucha por el poder, a ver quien gana, quien tiene la razón. Las peleas se vuelven pan de todos los días. Cada uno se siente traicionado en su “amor” por el otro. Y pongo “ amor “ entre comillas porque esto no tiene nada que ver con el amor sino con el apego y el amor propio herido.
En realidad la frustración que vive la pareja en esos momentos proviene de la confrontación con la realidad del otro es lo que en principio se pudo o no se quiso ver. Mientras más idealizada la pareja, mas fantaseadas sus virtudes, mayor dificultad para aceptar al otro tal cual es. La única posibilidad de reconciliación y de progreso en la pareja es precisamente la aceptación del otro. El respeto por sus características, a veces distintas de cómo las habíamos imaginado durante el enamoramiento. Esta aceptación del otro permite abrirse a la construcción de la comunicación y el respeto. Abre la puerta al amor, al afecto, a la ternura, a la ternura, al respeto.
Por supuesto esta propuesta de Amor es bien distinta del amor incondicional, de la ausencia de conflictos, de la satisfacción plena. El amor en pareja no es perfecto. Las relaciones de parejas son aquellas en las cuales se puede lograr las mayores satisfacciones, pero también pueden ser la mayor fuente de sufrimiento. Y ese es el gran riesgo. Esta es la gran apuesta.
Por eso insistimos en que el amor se hace, no solamente nace. Y a veces el precio que se paga por sostener algunas relaciones que se dicen amorosas es el sufrimiento constante.
Por eso nos planteamos algunas preguntas: cómo se juntan las parejas? , y ¿por qué y cómo se separan?, ¿ Qué puede surgir de las crisis vinculares?.